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¿Intentando perder peso?

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viernes, 12 de agosto de 2011

DEFENSAS CONTRA LOS VENENOS DE LA SANGRE


Cuando una avispa nos pica, la zona se enrojece, hay dolor y ardor y, después de unos minutos, el lugar de la picadura se hincha. Pero no hay que asustarse, ya que ello es un buen signo de que el organismo ha organizado su defensa. La avispa, al picar, inyecta en los tejidos un veneno; en este caso, las arterias permiten la salida de líquido acuoso, que quita el veneno a la sangre y lo diluye.

Los tejidos, así embebidos, se hinchan de un modo poco elegante, pero el veneno se torna casi por completo inactivo. El organismo se defiende, de este modo, contra cualquier sustancia tóxica introducida en los tejidos por los agentes externos que lo atacan.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Defensas externas contra las bacterias


Como dijimos, las bacterias dentro del organismo, se traban con los leucocitos. Pero también en su parte exterior, el cuerpo humano logra defenderse eficazmente. Millones de microbios, cada día, se posan sobre la superficie de los ojos o penetran en las fosas nasales.

Pues bien, las lágrimas que los párpados extienden continuamente sobre la parte anterior de los ojos contienen una sustancia (la lisozima) que es bactericida, esto es, destructora de microbios. Incluso el mu-cus que recubre las fosas nasales es capaz de matar los gérmenes que se posan sobre él. En suma, el aire que es inspirado a través de las nariz se esteriliza, prácticamente, al pasar por ella.

lunes, 8 de agosto de 2011

Defensas del cuerpo contra sustancias peligrosas


Puede suceder a cualquiera, especialmente a los niños, el ingerir por error sustancias peligrosas para el organismo; es también una cosa común que un trozo de alimento "se vaya por mal lugar"; es decir que se introduzca en la tráquea en lugar de hacerlo en el esófago. Tampoco aquí faltan, por cierto, las defensas. En muchos casos se cierra el cardias, o sea, la abertura que comunica el esófago con el estómago; y en otros, el estómago, contrayéndose bruscamente, expele las sustancias peligrosas por medio del vómito.

Cuando cuerpos extraños penetran en las vías respiratorias, el organismo reacciona con violencia y decisión; la laringe, irritada, se contrae espasmódicamente y provoca la tos, penosa pero útil, lo que permite muchas veces la eliminación de la partícula nociva.

Si siempre nos resulta molesto toser y lagrimear, debemos pensar que bien vale la pena ese pequeño fastidio ya que ello contribuye a desplazar los cuerpos dañinos. El polvo, dada su pequenez, puede penetrar en los bronquios sin que se note una reacción ; sin embargo, aun en este caso el organismo se defiende. La tráquea y los gruesos bronquios están, en su parte interna, tapizados por una capa de finísimas cilias que, moviéndose ininterrumpidamente de abajo hacia arriba, expelen buena parte de las partículas de polvo. Como vemos, todo está previsto.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Defensas del cuerpo humano contra el frío y el calor


Nuestro organismo lucha contra el frío, aunque no nos demos cuenta, por medio de tres mecanismos. Primero, disminuyendo la circulación de la sangre en la periferia, por acción de los nervios vasoconstrictores (los que estrechan los vasos sanguíneos). La piel palidece, se enfría y así disminuye la pérdida de calor. Pero si el frío aumenta, los vasoconstrictores se paralizan, la sangre afluye en cantidad a los vasos de la superficie y la piel se enrojece, lo vemos en la cara, la piel y las manos. Esto es un mecanismo de defensa contra un excesivo enfriamiento.

En segundo lugar, combatimos el frío aumentando la producción de calor interno, lo cual ocurre por la mayor cantidad de grasa que se quema y por el mayor apetito que suele despertarse en el invierno. Por último, también nos defendemos contra el frío mediante contracciones musculares involuntarias (como el temblor), que repitiéndose con frecuencia generan calor.

También contra el calor excesivo el organismo tiene tres sistemas de defensa: primero, por la dilatación de los vasos sanguíneos de la superficie, con más circulación de la sangre y enrojecimiento de la piel, lo que provoca una dispersión del calor; segundo, por una abundante transpiración a través de la piel, puesto que el sudor, al evaporarse, sustrae calor; y tercero, el aumento del recambio de aire en los pulmones, lo que produce una mayor pérdida de agua en forma de vapor, y una mayor ventilación pulmonar.

lunes, 1 de agosto de 2011

La piel como defensa del cuerpo humano


Nuestro cuerpo se halla totalmente envuelto por una verdadera coraza, que aunque es sutil, elástica y flexible, cumple muy bien su papel principal: proteger el cuerpo de los factores externos de cualquier género, como lesiones, frío, calor, etc., y formar una barrera infranqueable contra los gérmenes patógenos y sus toxinas.

La piel es, en realidad, un sistema defensivo externo, que aisla al organismo del medio ambiente que lo rodea. Es más dura y sólida en los puntos más expuestos a cualquier ofensa; las extremidades de los dedos, por ejemplo, sometidas a frecuentes choques, están protegidas por las uñas, formaciones duras producidas por la piel.

sábado, 30 de julio de 2011

Defensas del organismo para cada caso


Este formidable sistema de destrucción del enemigo es uno de los muchos recursos defensivos de que dispone el organismo. Éste es como una máquina perfecta, compleja; está expuesto a sufrimientos, esfuerzos, fatiga, enfermedades, heridas, incidentes pequeños o grandes; debe soportar el frío o el calor, el polvo y el humo del aire, la sequedad, la humedad, etc.

A pesar de todo esto, sigue cumpliendo sus delicadísimas funciones, cosa que puede hacer porque está dotado de poderosas defensas, con las cuales se opone a cada amenaza. Conoceremos en esta nota los principales sistemas de defensa del organismo humano.

jueves, 28 de julio de 2011

Defensas del organismo


Uno se pincha un dedo, pongamos por ejemplo, con un clavo. Es una herida muy pequeña, poco más que un arañazo,, pero suficiente para que algunos microbios patógenos (productores de enfermedades) puedan penetrar en nuestro organismo. La amenaza es tremenda, porque las bacterias, multiplicándose con pasmosa velocidad, pueden, en pocas horas, invadir todo el organismo y llevarlo, en algunas desgraciadas ocasiones, a la muerte (como acontece por ejemplo con el bacilo del tétanos).

Pero en el interior del cuerpo suena la alarma y un admirable mecanismo de defensa entra en acción instantáneamente. Atraídos por la acción tóxica del microbio, millones y millones de glóbulos blancos (leucocitos ) acuden hacia la brecha por donde ha penetrado el enemigo. Insinuándose entre las células de los tejidos, inician la lucha contra las bacterias, englobándolas y destruyéndolas, mediante una verdadera digestión de las mismas.

Si la contraofensiva se inicia a tiempo y los gérmenes no son muy numerosos, ni demasiado virulentos, los leucocitos llegan a destruir totalmente al enemigo. En cambio, si los gérmenes resisten y llegan a multiplicarse activamente, destruyen a las células de los tejidos. En este caso, los glóbulos blancos deben destruir también las células muertas, que podrían resultar peligrosas.

En esta tremenda lucha, en la que se juega la salud o un grave daño para el organismo, muchos leucocitos mueren y se transforman en pus, pero nuevos contingentes acuden prestamente para luchar por todos los medios contra la invasión. En la mayoría de los casos, aquéllos logran bloquearla, vale decir la localizan en un punto (forúnculo), impidiendo su propagación a la sangre (septicemia).

lunes, 25 de julio de 2011

BACTERIAS


Un coco (también llamado micrococo) tiene aproximadamente un micrón de diámetro y su forma se aproxima a la esfera. Este es el tipo más pequeño de bacteria descubierto por el hombre. Muchas bacterias tienen forma de bastón de un micrón, más o menos, de diámetro y de dos a diez micrones de largo. Algunas especies de bastón pueden producir esporas con el fin de resistir condiciones adversas, pero nunca forman más de una espora por célula.

Otras variedades desarrollan flagelos mediante los cuales pueden nadar y desplazarse. Sin estos flagelos las bacterias sólo pueden moverse arrastradas por corrientes. Existe una bacteria que no tiene una única forma especial. Se trata de la del tipo que fija cantidades apreciables de nitrógeno atmosférico en los nodulos de las plantas leguminosas. Esta bacteria cambia su estructura permanentemente, ya tiene forma de coco, ya de bastón con flagelo, ya sin él.

En las bacterias, cocos y bastones pueden formar cadenas, a veces sin ningún tipo de unión aparente entre las células individuales; otras con una frágil ligazón de goma o mucílago y a veces, también, con una vaina exterior definida. Ciertos tipos de bacterias largas de forma de bastón, se dividen formando una especie de pared a través de la célula, exactamente a mitad de camino entre los dos extremos. Después de realizada la división en dos cada una de las bacterias crecen hasta tomar un tamaño similar al primitivo. Pueden entonces dividirse nuevamente y así sucede indefinidamente con ellas y su progenie.

Algunas, en especial las denominadas sarcinas que tienen forma casi esférica, se dividen aparentemente en cuatro partes iguales o, al menos, en dos partes seguidas por otras dos en otro lado. El resultado de esta división se asemeja a un paquete rectangular o cúbico de esferas un poco aplastadas.

sábado, 23 de julio de 2011

PROTOZOARIOS


Protozoario significa literalmente "animal primitivo". Se designa con esa denominación a ios animales unicelulares. Este organismo puede instalarse confortablemente en un simple glóbulo rojo de la sangre humana, de los cuales hay cinco mil millones por cada centímetro cúbico en la sangre normal.

Los protozoarios comunes de la tierra o el agua estancada tienen un diámetro o longitud que varía entre cinco a cincuenta micrones (cada micrón equivale a un milésimo de milímetro). Algunos son notablemente mayores como el Stentor verde de los pantanos o la Noctiluca (que es la causa de la fosforescencia del agua de mar) que son visibles individualmente a simple vista.

Varían grandemente de forma. Muchos de los protozoarios del suelo tienen estructuras complicadas y otros, como los causantes de enfermedades tropicales, sufren complejos procesos vitales, con cambios de estructura y forma. Un tipo de protozoario es la ameba, que no tiene forma propia. Usualmen-te se la describe como una partícula de jalea viviente que avanza arrastrándose de manera peculiarmente amorfa: extendiendo una parte cualquiera de su cuerpo para rodear y absorber las partículas que le sirven de alimento.

Presumiblemente la ameba sea esférica en estado de reposo o flotando en un líquido, pero esto no es posible afirmarlo con certeza pues generalmente se la observa al microscopio, colocada sobre un portaobjeto y entonces aparece aplanada.

Existen otros dos grupos de protozoarios libres que se diferencian de la ameba y entre sí por su forma de movimiento. Son los ciliados y los flagelados. Los primeros poseen un gran número de "pelos" muy cortos (cilios) que se mueven muy rápidamente. Los flagelados tienen un número menor de apéndices más largos con la misma finalidad: su desplazamiento. La mayoría de los protozoos están capacitados para formar quistes, que son formas resistentes análogas a las esporas bacterianas.

Muchos de los protozoarios mayores aparecen verdes porque no son animales simples como se creería a la primera impresión. Cada uno de tales protozoarios individuales incluye un número de individuos de una especie de algas (plantas microscópicas). Estas algas asociadas son capaces de llevar una existencia independiente. Los protozoarios que las albergan, en cambio, no pueden vivir con continuidad sin las algas, que probablemente los proveen de azúcares. Algunos científicos han afirmado que esta variedad de protozoarios son plantas de día y animales de noche. De cualquier manera esto no puede aun afirmarse con total seguridad por cuanto los protozoos no forman comúnmente colonias y no adquieren formas simples que posibiliten el estudio de su comportamiento sin ayuda del microscopio.

jueves, 21 de julio de 2011

Levaduras, mohos, hongos - 3 parte


Aun cuando el micelio es capaz de reproducirse los hongos producen esporas para llenar dos fines: la dispersión de la planta o bien para resistir condiciones externas desfavorables. La espora que produce la dispersión de la planta se forma con un propósito muy semejante al de la semilla ¡enjibre. La espora de resistencia o de reposo, en cambio, no tiene analogía exacta en la botánica ordinaria. Se produce usualmente cuando la forma vegetativa del hongo es amenazada por la sequía o algún otro factor externo que pueda reducir el alimento disponible.

No todos los hongos producen los dos tipos de esporas. El hongo común de sombrero, por ejemplo, sólo posee la destinada a la dispersión. El color castaño rosáceo de la parte inferior del sombrero de los hongos comestibles comunes se debe a los millones de esporas allí formadas.

Tanto las esporas de dispersión como las de resistencia aparecen reunidas en masa, en receptáculos de distinta forma llamados esporangios. Tales masas, envueltas por una cubierta pueden verse y aun desprenderse del material al que están adheridas, con los dedos.

Existe un hongo, cuya denominación científica es Sphaerobolus, cuyas esporas de dispersión son lanzadas a varios metros de distancia por su receptáculo, que oficia de cañón. Esta verdadera curiosidad de la Naturaleza ha motivado la realización del llamado Gran Concurso Internacional de Artillería entre Hongos, que tiene lugar desde hace varios años. La bala (espora) es una esfera perfecta de un diámetro de un milímetro y cuarto y el cañón (receptáculo o esporangio) mide cinco milímetros de diámetro y otro tanto de altura. En esta original competencia internacional anual el récord de altura de lanzamiento de la bala ha alcanzado a 4.35 metros, en EE. UU. El alcance horizontal máximo fue de 5.60 metros, en Canadá.

El número de hongos que pueden hallarse en suelo que no haya sido abonado recientemente con materia descomponible es de alrededor de un millón por gramo de tierra. O sea, un millón de esporas o pequeños trozos de micelios capaces de desarrollarse a su vez. Un solo trozo de micelio si se lo tritura con tierra o se lo desintegra, puede originar más de un organismo.