Si consideramos solamente tres reinos —
animal, vegetal y mineral—, los
microbios pueden pertenecer, según su especie, a uno u otro de los reinos animal o vegetal, o quizá a ambos o a ninguno. Siendo
seres vivos no pueden clasificarse en el tercero de los reinos mencionados.
Algunos hombres de ciencia han sugerido la posibilidad de formación de un cuarto reino, intermedio entre
las plantas y los animales. Se propone el nombre de "protistas" para los que lo integran. Hay también razones para la constitución de un quinto reino, que incluya a los virus. Estos cuerpos son tan pequeños que se les llama
ultramicrobios, pero nadie sabe a ciencia cierta si tienen o no vida. Tampoco son minerales.
Los
microorganismos no mueren. Cuando lo hacen es por causas exteriores, completamente ajenas a ellos, como la elevación excesiva de la temperatura y la acción de ciertas sustancias químicas muy activas.
Él
bacteriólogo inglés Hugh Nicol señalaba que la inmortalidad de estos diminutos seres es semejante "a lo que sería la nuestra, si nunca muriéramos por enfermedad o vejez, sino por efecto de una catástrofe, tal como una gran sequía, inundación o erupción volcánica".
La
célula microbiana no sólo es capaz de llevar una existencia independiente, sino que puede reproducirse sola. Los
microbios se reproducen por división: uno se transforma en dos.
La
reproducción sexual es la única existente en los organismos superiores, si exceptuamos la propagación de plantas por retoños y otras formas similares. En los microorganismos, que no sean bacterias por cuanto éstas siempre se dividen espontáneamente, un proceso reproductivo sexual puede alternar con otro asexual.
No ha podido saberse cabalmente qué induce a una
célula microbiana a reproducirse por división. Se ha demostrado que un ambiente propicio favorece tai división. La temperatura, por ejemplo, ejerce una función sumamente importante y, dentro de ciertos límites, un incremento de la temperatura induce a una división más frecuente de las células microbianas.
En el caso de una
bacteria de cierta especie coliforme, una temperatura de veinte grados centígrados produce una división cada sesenta minutos. Una temperatura de cuarenta grados hace que esa división ocurra cada diecisiete minutos.
El alimento es, también, muy importante para esta
reproducción de los microorganismos. Debe ser no solamente abundante sino utilizable. Es imperiosa la existencia de agua que posibilita la vida y la hace fácil.
Hay otros factores como el grado de acidez del contorno. Si hay calor, alimento, humedad y los otros factores necesarios puede afirmarse que los microbios se seguirán multiplicando hasta acabar con el alimento. Luego morirán de hambre o bien adoptarán alguna de las formas de resistencia que ciertas clases suelen tomar en condiciones desfavorables. Hallándose en medios adversos para sus formas vegetativas, muchas
bacterias y algunos
hongos microscópicos forman esporas y algunos protozoarios producen quistes.