Aun cuando el micelio es capaz de reproducirse los hongos producen esporas para llenar dos fines: la dispersión de la planta o bien para resistir condiciones externas desfavorables. La espora que produce la dispersión de la planta se forma con un propósito muy semejante al de la semilla ¡enjibre. La espora de resistencia o de reposo, en cambio, no tiene analogía exacta en la botánica ordinaria. Se produce usualmente cuando la forma vegetativa del hongo es amenazada por la sequía o algún otro factor externo que pueda reducir el alimento disponible.
No todos los hongos producen los dos tipos de esporas. El hongo común de sombrero, por ejemplo, sólo posee la destinada a la dispersión. El color castaño rosáceo de la parte inferior del sombrero de los hongos comestibles comunes se debe a los millones de esporas allí formadas.
Tanto las esporas de dispersión como las de resistencia aparecen reunidas en masa, en receptáculos de distinta forma llamados esporangios. Tales masas, envueltas por una cubierta pueden verse y aun desprenderse del material al que están adheridas, con los dedos.
Existe un hongo, cuya denominación científica es Sphaerobolus, cuyas esporas de dispersión son lanzadas a varios metros de distancia por su receptáculo, que oficia de cañón. Esta verdadera curiosidad de la Naturaleza ha motivado la realización del llamado Gran Concurso Internacional de Artillería entre Hongos, que tiene lugar desde hace varios años. La bala (espora) es una esfera perfecta de un diámetro de un milímetro y cuarto y el cañón (receptáculo o esporangio) mide cinco milímetros de diámetro y otro tanto de altura. En esta original competencia internacional anual el récord de altura de lanzamiento de la bala ha alcanzado a 4.35 metros, en EE. UU. El alcance horizontal máximo fue de 5.60 metros, en Canadá.
El número de hongos que pueden hallarse en suelo que no haya sido abonado recientemente con materia descomponible es de alrededor de un millón por gramo de tierra. O sea, un millón de esporas o pequeños trozos de micelios capaces de desarrollarse a su vez. Un solo trozo de micelio si se lo tritura con tierra o se lo desintegra, puede originar más de un organismo.
No todos los hongos producen los dos tipos de esporas. El hongo común de sombrero, por ejemplo, sólo posee la destinada a la dispersión. El color castaño rosáceo de la parte inferior del sombrero de los hongos comestibles comunes se debe a los millones de esporas allí formadas.
Tanto las esporas de dispersión como las de resistencia aparecen reunidas en masa, en receptáculos de distinta forma llamados esporangios. Tales masas, envueltas por una cubierta pueden verse y aun desprenderse del material al que están adheridas, con los dedos.
Existe un hongo, cuya denominación científica es Sphaerobolus, cuyas esporas de dispersión son lanzadas a varios metros de distancia por su receptáculo, que oficia de cañón. Esta verdadera curiosidad de la Naturaleza ha motivado la realización del llamado Gran Concurso Internacional de Artillería entre Hongos, que tiene lugar desde hace varios años. La bala (espora) es una esfera perfecta de un diámetro de un milímetro y cuarto y el cañón (receptáculo o esporangio) mide cinco milímetros de diámetro y otro tanto de altura. En esta original competencia internacional anual el récord de altura de lanzamiento de la bala ha alcanzado a 4.35 metros, en EE. UU. El alcance horizontal máximo fue de 5.60 metros, en Canadá.
El número de hongos que pueden hallarse en suelo que no haya sido abonado recientemente con materia descomponible es de alrededor de un millón por gramo de tierra. O sea, un millón de esporas o pequeños trozos de micelios capaces de desarrollarse a su vez. Un solo trozo de micelio si se lo tritura con tierra o se lo desintegra, puede originar más de un organismo.