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lunes, 16 de mayo de 2011

Los músculos y el cerebro


Supongamos estar frente a una mesa donde hay un lápiz que deseamos tomar... ¿Cómo lo logramos ?

El cerebro es el encargado de coordinar nuestras acciones. Los ojos reciben la imagen del lápiz y la trasmiten al cerebro de donde parten inmediatamente órdenes a los músculos del miembro superior. Estos músculos se contraen: se mueve el brazo, el antebrazo y la mano, se flexionan los dedos y el lápiz es tomado.

Observemos esto: todos los músculos que actúan se contraen respondiendo a órdenes procedentes de nuestro cerebro; por lo tanto, lo hacen por nuestra voluntad, porque así lo hemos decidido. También hubiéramos podido tomar una decisión distinta y mantener el brazo quieto.

Tomado el lápiz, resolvemos trabajar; haremos un dibujo, por ejemplo. Puesto que la habitación no está suficientemente iluminada, encendemos una lámpara. Instantáneamente, no bien el haz de luz llega a nuestras pupilas, éstas disminuyen su amplitud, como un diafragma que se cierra, por contracción de las fibras musculares circular, es del iris. En este caso, el anillo muscular de la pupila se ha contraído en forma absolutamente independiente de la voluntad: nosotros no ordenamos la contracción de las pupilas, como lo habíamos hecho con los músculos del miembro superior. Más aún: la pupila se habría contraído, aunque no lo hubiésemos querido.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Más funciones del bazo


Fuera de esta función que mencionamos antes, el bazo cumple otras, también de gran importancia:

1) Interviene en la destrucción de las bacterias y partículas extrañas al organismo.
2) Produce glóbulos blancos.
3) En caso de enfermedades graves, cuando el organismo necesita la renovación de sus glóbulos rojos, se hace incluso productor de éstos para satisfacer tal demanda.

En suma, así como actúa en la destrucción de los glóbulos rojos, que ya no realizan sus funciones, el bazo es también capaz de producir otros nuevos. Debido a ello, el bazo puede ser llamado tanto un órgano hematolítico (del griego "aima", sangre y "luein", destrucción) como hematopolético (del griego "aima", sangre, y "poiein", producir).

lunes, 9 de mayo de 2011

El bazo y la sangre



Algunos estudiosos sostienen que el bazo influye también sobre el crecimiento; han podido demostrar que algunos perros, a los cuales se les había extirpado el bazo, crecían mucho más lentamente. No obstante las importantes funciones que cumple, el bazo no es un órgano indispensable para la vida; en efecto, en los casos en que se hizo necesaria su extirpación, otros órganos del cuerpo han sido capaces de efectuar sus funciones y la vida se ha desarrollado normalmente.

Como el bazo influye sobre la sangre y la circulación sanguínea, es necesario, primero, que nos detengamos a hablar algo sobre la composición de la misma. A simple vista, puede parecer que nuestra sangre es solamente una sustancia líquida, pero al microscopio se reconoce en ella la presencia de un número extraordinario de corpúsculos sólidos.

La sangre esufltermada por una parte líquida llamada plasma. en la cual se encuentran los elementos sólidos (glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas). Los glóbulos rojos son células que ofrecen la particularidad de no poseer núcleo; tienen una forma redondeada y, por otra parte, se agrupan en pequeñas cantidades que recuerdan una pila de monedas.

En los cinco litros de sangre de un hombre normal, existen cerca de 25.000 millones de glóbulos rojos. En estos se encuentra una sustancia nitrogenada que contiene hierro, llamada hemoglobina, la cual le da a los glóbulos su color rojo.

Su misión es de capital importancia: fija el oxígeno, con el cual se pone en contacto en los pulmones, durante la respiración, para después cederlo a todos los tejidos del cuerpo.

sábado, 7 de mayo de 2011

Glándulas endócrinas


HIPÓFISIS. Esta complicada glándula desarrolla una enorme actividad volcando en la sangre hormonas que ejercen variadas funciones: frenan la desaparición de la glucosa sanguínea, es decir, su transformación en glucógeno y grasas, equilibrando, por consiguiente, las funciones de la insulina (ver "páncreas"); estimulan el crecimiento, acelerando la reproducción de las células óseas; aumentan la actividad del tiroides; excitan las suprarrenales, aumentando la secreción de cortisona, y regulan la producción de orina por el riñon.

TIROIDES. Pesa cerca de 20 gramos; segrega una hormona, la "tiroxina" o tiroidina, rica en yodo, muy necesaria para el crecimiento y el desarrollo del organismo.

PARATIROIDES. Son cuatro pequeñas glándulas que regulan el equilibrio del calcio y el fósforo del organismo. La escasez de la hormona paratiroidea provoca el descenso del calcio en la sangre y en el sistema nervioso, lo que causa tastornos de tanta importancia que pueden llevar a la muerte.

PÁNCREAS. El páncreas segrega el jugo pancreático, que se vierte en el intestino delgado (duodeno). Pero tiene, además, una importancia fundamental como glándula de secreción interna: produce una hormona, la insulina, la cual hace que la glucosa de la sangre se transforme en "glucógeno" en todas las células, especialmente en el hígado. Este glucógeno, substancia de reserva, es quemado en los músculos y se obtiene así la energía necesaria para los movimientos. Si la insulina falta, o existe en cantidad insuficiente, la glucosa, que no puede ser quemada, se acumula en la sangre y produce una grave enfermedad, la "diabetes".

SUPRARRENALES: Estos verdaderos capuchones del riñon, de color amarillo oscuro, segregan dos hormonas de enorme importancia; la "adrenalina", que regula el funcionamiento del corazón (incluso en aquellas personas con ciertas afecciones cardíacas se inyecta adrenalina), la dilatación y contracción de los bronquios y vasos sanguíneos, y actúa también sobre la musculatura voluntaria e involuntaria; la otra hormona es un grupo llamado corticoides al que pertenece la "cortisona", que regula la transformación de la alucosa y combate los procesos inflamatorios de cualquier índole. Hoy la "cortisona" es sumamente usada para combatir el reumatismo, la artritis y otras enfermedades.

SEXUALES. Producen las gonadas que determinan las características propias de cada sexo (ejemplos: pilosidad facial, tono de voz, contextura ósea, etc.).

jueves, 5 de mayo de 2011

Las glándulas


En nuestro cuerpo existen ciertas glándulas que obran como un astuto funcionario; ellas mantienen el orden y la armonía de nuestras funciones orgánicas por intermedio de substancias que se vierten en los numerosos canales sanguíneos y linfáticos que cruzan nuestro organismo y que tienen el carácter de verdaderos mensajeros.

Estas glándulas se llaman de secreción interna o endocrinas, y sus productos se denominan hormonas. A través de la sangre llegan a los distintos órganos donde ejercen su acción.

Actúan en cantidades infinitesimales, estimulando algunas funciones, frenando otras y desencadenando distintos fenómenos biológicos. Para concluir, podemos decir que si los nervios son mensajeros eléctricos, porque conducen los, estímulos a través de los "cables nerviosos", las hormonas son mensajeros químicos, porque llevan estímulos en sí mismas, debido a la naturaleza de su composición química.


Las principales glándulas que segregan hormonas son: la "hipófisis", el "tiroides", las "paratiroides", el "páncreas", las "suprarrenales" y las "sexuales". Se llaman glándulas de secreción interna las que vierten sus secreciones no al exterior, como las grimales, ni tampoco en conductos qué se comunican con el exterior, como las del aparato digestivo, sino directamente en. la sangre o la linfa. Hay glándulas, como el páncreas, con doble función.

miércoles, 4 de mayo de 2011

LAS MENINGES


Tanto el encéfalo como la medula espinal no están directamente en contacto, ya sea con los huesos del cráneo o con las vértebras, sino que están envueltos por una serie de membranas, llamadas meninges.

La más interna, llamada piamadre, es tenue, delicada y de color blanco. Se adhiere a la superficie del tejido nervioso, al cual manda numerosos vasos sanguíneos, ya que este tejido tiene necesidad de una abundantísima irrigación.

Por fuera de la piamadre se halla la aracnoides, separada de aquella por un espacio lleno de líquido (líquido céfalo-raquídeo) el cual forma una almohadilla protectora, alrededor del encéfalo y medula.

Por último, por fuera de la aracnoides, se encuentra la duramadre, junto a los huesos.

lunes, 2 de mayo de 2011

El cerebro, el cerebelo y la médula


Este es el cerebro propiamente dicho: está formado por sustancia gris en su parte externa, llamada también corteza, y por sustancia blanca en su interior. Está recorrido por surcos sinuosos, más o menos profundos, algunos de los cuales adquieren gran profundidad y se denominan cisuras; éstas dividen la masa cerebral en varios sectores denominados lóbulos.


El cerebelo, una masa de sustancia nerviosa de 8-10 cm. de ancho por 6 de largo y 5 de espesor, colocada, como se ve, debajo de los lóbulos occipitales, está formado por dos hemisferios cere-helosos y una parte mediana, pequeña, llamada vermis.

La médula

El cerebro se continúa hacia abajo con el bulbo o médula oblongada y ésta, a su vez, con la medula espinal. Esta posee la forma de un largo cordón blanquecino, cuyo grosor es de un cm. y su largo de 45 cm. Sale del cráneo por el agujero occipital y se halla, en su totalidad, alojada dentro del conducto raquídeo, terminando por un extremo aguzado, llamado cono terminal. Si la observamos en un corte, la veremos compuesta también por una sustancia gris que ocupa la parte central formando una H, y otra blanca, situada en la periferia.

sábado, 30 de abril de 2011

EL ENCÉFALO


Es la parte principal del sistema nervioso y está compuesta por cuatro partes: el cerebro, el cerebelo, la protuberancia y el bulbo raquídeo; en su conjunto se halla protegido por la caja craneana, en cuyo interior se aloja. El cerebro es la parte más voluminosa del encéfalo; posee en su conjunto una forma ovoidea, más aguzada en su extremo anterior (polo frontal) que en el posterior (polo occipital). Tiene un peso que oscila alrededor de los 1.180 gramos, siendo un poco más pesado en el hombre que en la mujer. Es casi el 1/50 del peso total del cuerpo.

EL CEREBRO VISTO POR ENCIMA

Si observamos el cerebro desde arriba, notamos en seguida que está dividido por una profunda cisura interhemisférica, en dos partes, llamadas hemisferios cerebrales.



Esta sección permite observar cómo la parte inferior del cerebro se hace muy complicada por la existencia de una serie de estructuras que allí se encuentran:

  • El cuerpo calloso es una lámina blanca, convexa, que une por debajo, entre sí, los hemisferios cerebrales.

  • Los ventrículos cerebrales son cavidades comunicadas entre sí.

  • El quiasma del nervio óptico es la zona en la que ambos nervios ópticos, derecho e izquierdo, se cruzan.
  • La hipófisis, importantísima glándula endocrina, cuyos productos se vierten en la sangre y accionan sobre el desarrollo.

viernes, 29 de abril de 2011

Centro respiratorio


La respiración puede controlarse por medio de la Voluntad, pero normalmente es automática. El centro respiratorio, ubicado en el bulbo raquídeo, manda impulsos (a través de fibras nerviosas) a los músculos intercostales y al diafragma, produciendo su contracción rítmica. Cuando, en cada inspiración, los pulmones se han expandido, las terminaciones nerviosas fijas en los músculos lisos de los conductos pulmonares son estimuladas y envían impulsos nerviosos al centro respiratorio.

Las experiencias indican que en el centro respiratorio hay dos regiones principales: una que produce la inspiración y otra, antagónica de la primera, que produce la espiración. Estas regiones se llaman centros inspiratorio y espiratorio respectivamente. Además, hay una zona en la parte frontal del bulbo que juega algún papel en el contralor del ritmo respiratorio, ya que, cuando se cortan los tractos nerviosos de esta zona, se destruye el ritmo. Probablemente, esta zona recibe impulsos del centro inspiratorio y, al mismo tiempo, impulsos desde este último centro pasan a los músculos intercostales, el diafragma y el centro espiratorio.

La influencia combinada de la zona frontal del bulbo, el centro espiratorio y los impulsos que vienen dé los receptores sobrepasa al centro inspiratorio y produce la espiración. La respiración se refiere únicamente a la ventilación de los pulmones, de manera tal que se inhale un adecuado abastecimiento de oxígeno y que se exale el anhídrido carbónico. Pero en el sistema sanguíneo también hay transferencias: el oxígeno pasa de la sangre a los tejidos y el anhídrido carbónico de los tejidos a la sangre.


Esto no es sorprendente, ya que existen relaciones entre el centro respiratorio y los centros nerviosos que controlan la circulación. El mismo centro respiratorio es sumamente sensible a la concentración de anhídrido carbónico en la sangre; cuando esta concentración aumenta, se incrementa la respiración.

En los arcos aórtico y carotideo hay receptores sensibles a la concentración sanguínea de anhídrido carbónico y oxígeno. Cuando esta concentración disminuye, por ejemplo, disminuyen también la profundidad y frecuencia respiratorias; cuando la concentración aumenta (como ocurre luego de un ejercicio vigoroso) aumentan la profundidad y frecuencia de la respiración. De esta manera, la concentración de anhídrido carbónico, retorna a su nivel promedio.

Aunque el anhídrido carbónico, cuando se encuentra en grandes cantidades, es perjudicial para el organismo, se necesita en una cierta concentración para que sea posible su propio funcionamiento. Hemos descrito sólo algunos factores relacionados con la respiración, pero es obvio que existe un sistema de alta eficiencia por el cual se satisfacen las diversas necesidades orgánicas.

miércoles, 27 de abril de 2011

Los músculos en la respiración


Las fibras elásticas permiten a los pulmones expandirse en la inspiración (entrada de aire) y cuando se contraen (esto es, se acortan) en la espiración (salida de aire) impulsan el aire fuera de los pulmones.

La espiración se cumple, principalmente, por la acción de estas fibras elásticas, de tal manera que se requiere muy poco esfuerzo muscular. Una persona que sufre un ataque de asma tiene dificultad en espirar el aire a causa de la contracción del músculo liso de los bronquiolos que reduce la expansión de los pulmones —y, por lo tanto, el estiramiento de las fibras elásticas— durante la inspiración.

La fuerza producida por el acortamiento de las fibras elásticas es, en consecuencia, menor que en una espiración normal. Los pulmones están situados en una cavidad, la cavidad pleural, que está limitada, hacia abajo, por el diafragma, una placa muscular, y, hacia los lados, por las costillas.

Entre las costillas se encuentran los músculos intercostales de importante función en los movimientos respiratorios; hay otros músculos que intervienen en la respiración, ayudando a los intercostales: los escalenos, hacia arriba, y los músculos abdominales hacia abajo.

El diafragma forma una cúpula de convexidad superior, en la parte inferior de las costillas. Durante la inspiración, el diafragma se aplana y desciende; los músculos intercostales mandan las costillas hacia afuera; el resultado es que la cavidad pleural se expande en todos los sentidos y reduce la expansión de los pulmones —y, por la presión atmosférica impulsa el aire hacia el interior de los pulmones.

Durante la espiración, los músculos intercostales se relajan y el acortamiento de las fibras elásticas del tejido pulmonar, junto con el impulso de los músculos abdominales y otro situado entre las costillas y el esternón, impulsan el aire al exterior de los pulmones.


El hombre es un animal que camina en posición erecta, de modo tal que el diafragma es más o menos horizontal y se mueve verticalmente. En los animales que caminan sobre sus cuatro miembros (cuadrúpedos), en cambio, el diafragma es vertical y se mueve horizontalmente. En el hombre, la caja torácica soporta poco peso y es movible, de tal manera que sus movimientos o los del diafragma aseguran una suficiente ventilación a los pulmones.

En los cuadrúpedos, en cambio, las costillas y sus músculos son más pesados, lo que reduce su movilidad. De esta manera, la mayor parte de la ventilación pulmonar está supeditada a los movimientos del diafragma. En contraste, las ballenas, y otros mamíferos que viven en el agua y no tienen que llevar ningún peso sobre sus miembros, pueden utilizar sus músculos torácicos para la respiración, siendo el diafragma de mucho menor importancia.