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domingo, 5 de junio de 2011

La región olfatoria


Las células sensibles están enclavadas en el tejido (epitelio) que reviste la nariz, en el techo de la cavidad nasal, sobre la parte superior de la pared que divide la nariz en dos mitades y sobre el pliegue superior en cada mitad.

La llamada región olfatoria de la mucosa pituitaria corresponde a su tercio posterior y presenta dos características: ausencia de células vibrátiles, propias de la zona anterior o respiratoria, y presencia del epitelio y células especiales. El epitelio consta a su vez de dos clases de elementos: las células de sostén, que ocupan todo el espesor, y las olfativas (o de Schultze). Estas últimas son largos filamentos con un ensanchamiento en el núcleo y que al nivel de la superficie libre presentan como un pincel de hebras finas dotadas de movimientos lentos. Las células olfatorias son singulares en el hecho de que sus "axones" pasan al sistema nervioso central. Generalmente los procesos nerviosos surgen del sistema nervioso central.

Están rodeadas por células de sostén, como hemos dicho, y por glándulas. Estas últimas producen un fluido castaño-amarillento que humedece las extremidades de las células olfatorias. Los productos químicos a los cuales los receptores son sensibles se disuelven en este fluido. Su producción continua hace desaparecer los productos químicos que ya han estimulado los receptores, y, de este modo, los deja limpios y preparados para sustancias posteriores.

Todas las células olfatorias tienen la misma estructura. No obstante, podemos apreciar una gran variedad de olores. Mientras que hay relativamente pocos receptores del gusto y pocas fibras nerviosas que parten de ellos, hay muchos receptores del olfato y numerosas fibras nerviosas que llevan señales al cerebro. Dentro de las partes olfatorias del cerebro, las fibras nerviosas se entrelazan y se conectan con otras de un' modo muy complicado. Es posible que haya varias clases diferentes de receptores sensibles a diferentes olores.



Puesto que cada parte del lóbulo olfatorio recibe impulsos de una variedad de receptores, a causa de interconexiones complicadas, se puede distinguir todo un conjunto de diferentes sustancias olorosas. Se han propuesto varias clasificaciones de los olores, pero en general sólo responden a criterios personales de sus autores. Las analogías y diferencias entre los olores resultan distintas para distintas personas, y la experiencia demuestra que un mismo olor puede producir impresiones no siempre análogas en diferentes personas. El umbral del olfato varía notablemente para cada olor, siendo pequeñísimo en el caso de algunas sustancias aromáticas. Depende sobre todo de la especie animal.


Es bien conocido que la sensibilidad del olfato del perro es muy superior a la humana. En el caso concreto de la mariposa del gusano de seda, se han hecho experimentos que demuestran que basta probablemente una sola molécula de la hormona segregada por la hembra, para que al ser recibida por la antena olfatoria se desencadene todo el mecanismo de la danza nupcial en el macho. Una particularidad destacable del olfato es la facilidad de adaptación. Un perfume determinado, al cabo de cierto tiempo deja de percibirse. Gracias a esto, es también cierto que un olor desagradable, que al comienzo de percibirse era intolerable, pronto se hace imperceptible.

Sin embargo, aunque el olfato se agote para un olor particular, se conserva para los demás olores, lo cual indica que este agotamiento es un fenómeno de adaptación sensorial notable para los distintos olores y no de un proceso de fatiga. En definitiva, no se sabe con seguridad si corresponde a cada excitante, y sus variedades, una clase de células receptoras, como ocurre para el gusto, o si, por el contrario, cabrá achacar la gran variedad de estímulos olfativos a la combinación de unas cuantas sustancias sensoriales.


viernes, 3 de junio de 2011

El sentido del gusto


Respecto a las relaciones entre los sabores y la naturaleza química de los propios estímulos, es muy poco lo que se sabe. Puede afirmarse que el sabor ácido depende de los hidrogeniones (iones hidrógeno con una carga positiva), y parece ser que en el sabor salado el agente excitante es el anión de la sal disociada. Los alcaloides presentan sabor amargo característico, pero también lo tienen otras sustancias diversas, como el ion magnesio, los glucósidos, el ácido pícrico, etc. Un hecho evidente es que cuando una molécula presenta tres grupos nitro (—NOa). tiene gusto amargo.

El sabor dulce lo provocan los azúcares y otros cuerpos sin parentesco alguno con ellos (sacarina, cloroformo, etc.). Es difícil precisar qué grupos químicos caracterizan las sustancias que producen determinados sabores ya que cuerpos con estructura química muy distinta pueden presentar sabor análogo, y, por el contrario, compuestos químicamente idénticos, pero que sólo se diferencian en su configuración molecular, suelen tener sabores diferentes. Otros grupos de interés son que algunos productos químicos tienen gustos diferentes cuando se les aplica a partes diferentes de la lengua, y el analgésico (anestésico local) cocaína tiene efectos variables sobre los cuatro sabores.

La textura del alimento y su temperatura también afectará al "gusto"' aparente del alimento, pues los receptores del tacto y de la temperatura en la boca son estimulados por su presencia. El gusto de una sustancia es, pues, dependiente de cierto número de factores. Cada sabor aislado tiene un umbral determinado, una cantidad mínima de sustancia necesaria para que sea percibido por un organismo normal. Así, por ejemplo, el umbral para el amargo se logra experimentalmente con una solución de sulfato de quinina al 0,004 por ciento.

La impresión y la percepción se aumentan cuanto mayor es la superficie gustativa que se afecta por el estímulo. Para saborear una sustancia de gusto agradable, la extendemos sobre la lengua utilizando para ello el paladar. La sensación persiste cierto tiempo después de la acción del estímulo. Las impresiones gustativas se perfeccionan por el ejercicio, en relación con un gran desarrollo de las papilas y botones sensoriales, como sucede en el caso de los catadores de vinos y salsas.

Las sensaciones gustativas, actuando como estímulos condicionados, tienen gran importancia en el mecanismo de las secreciones digestivas. Si bien los receptores del gusto son sensibles a pequeñas cantidades de productos químicos, los receptores del olfato pueden detectar cantidades aún más pequeñas. Los gustos básicos fundamentales son innatos: reacciones automáticas ante ciertas sustancias químicas. Esto está quizá reflejado por el hecho de que las fibras nerviosas de los perceptores del gusto pasan a la médula. Por el contrario, el sentido del olfato depende grandemente de la acumulación de experiencias pasadas (memoria), y los nervios pasan directamente a los hemisferios cerebrales.


Es interesante saber que ésta, que es la región más diferenciada del cerebro, ha sido producida por la evolución de las partes olfatorias del mismo (las que tienen relación con el olfato) en los vertebrados inferiores. Es posible, naturalmente, apreciar sabores distintos de los cuatro fundamentales, pero, estrictamente, ello es debido al sentido del olfato, cuyos receptores se encuentran situados en la parte posterior de la nariz. Los receptores del olfato, juntamente con los de la vista y el oído, forman el "sistema de receptores de distancia". O sea: nos informan de las condiciones a cierta distancia.

miércoles, 1 de junio de 2011

GUSTO Y OLFATO


El cuerpo humano y animal tiene un sistema complicado de receptores que le proporciona información acerca de todo lo que le circunda. Una parte importante de este sistema está relacionada con la detección de sustancias químicas. Así, un animal puede olfatear alimento y enemigos, y tiene los medios para reconocer las sustancias que necesita sólo en pequeñas cantidades.

Por ejemplo, los animales de caza frecuentan salegares o lamederos (depósitos de sal que contienen minerales que son esenciales para el bienestar de los animales de que se trate) y pueden "olfatearlos" a gran distancia. En otros animales, como algunas mariposas, el sistema de detección de sustancias químicas está relacionado con importantes procesos vitales, como el de la reproducción. La mariposa macho es capaz de detectar a grandes distancias la presencia de una hembra, gracias al estímulo de una sustancia química que ésta segrega.


Los receptores que son sensibles a productos químicos se llaman "quimio-receptores". Estos son, en el hombre, los órganos del "gusto" y del "olfato". Los receptores del gusto se hallan principalmente sobre la lengua (en la punta, bordes y base), y unos cuantos se encuentran en la boca y la faringe, y sobre la epiglotis (la faldilla de tejido que impide que el alimento pase a la tráquea). Estos receptores proporcionan las sensaciones llamadas sabores, que tienen un carácter puramente subjetivo. Se trata de formaciones epiteliales, llamadas botones gustativos, en torno de las cuales se ramifican las terminaciones nerviosas conductoras de estos estímulos.


La superficie libre de la mucosa lingual presenta muchas pequeñas proyecciones o elevaciones, que se llaman papilas, clasificadas por su forma en caliciformes, fungiformes, coroliformes y foliadas.

Las caliciformes y fungiformes (en forma de cáliz y de hongo, respectivamente) son las verdaderamente interesantes desde el punto de vista sensorial, pues en ellas se albergan los botones gustativos. Estos tienen forma de botella, apoyándose por su base en la membrana vitrea, inmediatamente debajo de la mucosa.

El cuello del botón aparece en la superficie libre de la mucosa por un orificio llamado "poro gustativo" y termina, en un pincel de fibrillas, que emergen de dicho orificio y constituyen las pestañas gustativas. Cada botón consta de células de sostén y células sensoriales. Estas últimas son las que se adelgazan para terminar en la pestaña gustativa. Alrededor de los elementos sensoriales existen ramificaciones de los nervios glosofaríngeo y lingual. Cuando los "botones" del gusto son estimulados, pasan señales, a lo largo de las fibras nerviosas, a la médula.


Los botones gustativos son humedecidos por la saliva y por los fluidos que segregan células glandulares especiales de la lengua. Un carácter distintivo esencial de los receptores del gusto y del olfato es que el producto químico debe entrar en solución antes de que pueda estimular el receptor. Durante el tiempo de frío seco, los sentidos del gusto y del olfato pueden estar muy disminuidos. En el hombre, se perciben cuatro sabores fundamentales: amargo, dulce, ácido y salado. Las demás sensaciones son el resultado de asociaciones de los cuatro sabores fundamentales, o de la unión con estímulos de otras modalidades.


De hecho, las recepciones asociadas juegan un gran papel en las sensaciones gustativas; así, por ejemplo, muchas sustancias de fuerte sabor parecen insípidas o de sabor diferente si se introducen en la boca con la nariz tapada; esto ocurre con las cebollas, manzanas, etc. Es un hecho bien conocido lo poco que se perciben los sabores si se embota la sensibilidad olorosa por un catarro nasal. La fina percepción de los catadores de vino es a la par gustativa y olfatoria.

En general, las sensaciones del gusto van asociadas con una importante percepción olorosa y con estímulos de tacto y de la temperatura. Probando la reacción de distintas partes de la lengua ante diferentes sustancias, se ha establecido que la mayor reacción para cada uno de los cuatro "tipos" de gusto (salado, dulce, ácido y amargo) está en una región distinta de la lengua. La punta es sumamente sensible a las sustancias dulces y saladas. Los lados, a las sustancias acidas, mientras que la parte posterior de la lengua es más sensible a las sustancias amargas. Es probable que haya diferentes receptores para cada sabor en particular, aunque un estudio detallado no ha revelado ninguna diferencia en la anatomía de los receptores.



lunes, 30 de mayo de 2011

LOS NERVIOS ESPINALES


Hemos visto que los nervios craneales, salvo el neumogástrico, se distribuyen exclusivamente por la cabeza y partes vecinas. Todo el resto del cuerpo se halla bajo la acción de los nervios espinales. Estos nervios suman 32 pares. Nacen simétricamente a los lados de la medula espinal, saliendo del conducto vertebral a través de los agujeros intervertebrales, vale decir que salen entre vértebra y vértebra. Una vez afuera, se distribuyen por las distintas partes del cuerpo, sobre todo por la piel y músculos del tronco y articulaciones.

LAS RAICES MOTORAS Y SENSITIVAS

Los nervios espinales salen de la medula espinal. Vemos cómo cada uno de ellos nace por dos raíces, bien diferenciadas: una ventral o anterior y otra dorsal o posterior; cada una de estas raíces está formada, como se ve, por un fascículo de finas fibras, que después constituyen una raíz única. Sigamos observando: la raíz ventral parte de la cara anterior de la medula espinal y aparece integrada por fibras que nacen del "cuerno anterior" de la sustancia gris medular.

La raíz dorsal sale de la cara posterior de la médula y está formada por fibras que se distribuyen en el cuerno posterior de la sustancia gris. Apenas salidas de la medula, las raíces ventrales y dorsales se unen para formar un único nervio y salir entonces del conducto vertebral. Las fibras nerviosas que parten del cuerno anterior medular son fibras motoras, mientras que las que terminan en el cuerno posterior son fibras sensitivas; es fácil entonces comprender que la raíz anterior será motora y la posterior, sensitiva. Naturalmente, cuündo a la salida del conducto vertebral ambas raíces se unen, el nervio raquídeo resultante será un nervio mixto y, en él, la corriente nerviosa circulará en ambos sentidos: centrípeto y centrífugo.


LOS DOS RAMOS Y LA INERVACIÓN


Apenas salidos del propio orificio intervertebral, cada nervio espinal se divide en dos ramos, siempre mixtos: el ventral y el dorsal. El primero, más grande e importante, se dirige hacia la parte anterior del cuerpo y se divide poco a poco en una multitud de ramas que se distribuyen por la piel y los músculos de la parte lateral del cuello y los de la parte anterior del tronco y abdomen. En ciertas zonas, las ramas se unen entre sí antes de distribuirse para formar los llamados plexos nerviosos. La rama dorsal se dirige hacia atrás y se distribuye por la piel y músculos de la nuca y dorso.

sábado, 28 de mayo de 2011

LOS NERVIOS CRANEALES


Los nervios craneales (cerebrales o encefálicos) tienen su nacimiento aparente en la base del cráneo, en la cara inferior del encéfalo. Son doce pares simétricos, y tienen un color blanco grisáceo. Tales son:

NERVIOS OLFATORIOS (1er. par). Son nervios sensoriales, que conducen las sensaciones olfativas desde la mucosa nasal a los centros; nos permiten apreciar los olores.

NERVIOS ÓPTICOS (2do par). Conducen las sensaciones visuales desde la retina hasta el cerebro; son sensoriales que sirven para la visión.

NERVIOS MOTORES OCULARES COMUNES (3er. par). Son nervios motores que inervan la mayor parte de los músculos que intervienen en los movimientos del globo ocular.

NERVIOS PATÉTICOS (4to par). Son nervios motores que gobiernan también los músculos del ojo.

NERVIOS TRIGÉMINOS (5to par). Son nervios mixtos; por su parte sensitiva llevan a los centros cerebrales los impulsos nacidos en la piel de la cara, en los dientes y la boca, y por su parte motora rigen los músculos de la masticación.

NERVIOS MOTORES OCULARES EXTERNOS (6to par). Son nervios motores que inervan I o s músculos que mueven el globo ocular hacia afuera.

NERVIOS FACIALES (7mo par). Son mixtos; por su parte motora, inervan los músculos cutáneos de la cara y del cuello, y por su parte sensitiva se distribuyen por las glándulas salivales, por las lagrimales y parte de la lengua.

NERVIOS ACÚSTICOS (8vo par). Conducen los impulsos auditivos desde el oído interno hasta el cerebro. Transmiten las sensaciones de audición y equilibrio.

NERVIOS GLOSOFARÍNGEOS (9no par). Son mixtos; por su parte motora, inervan la faringe y comandan la deglución y, por su parte sensitiva, conducen los impulsos sensoriales de parte de la lengua.

NERVIOS VAGOS O NEUMOGÁSTRICOS (10mo par). Son nervios mixtos; por sus ramificaciones llegan hasta la cavidad abdominal; inervan numerosos órganos. Llevan desde éstos los impulsos sensitivos y de regreso los motores.

NERVIOS ESPINALES (llavo par). Son nervios motores que se distribuyen por los músculos trapecio y esternocleidomastoideo.

NERVIOS HIPOGLOSOS MAYORES (12avo par). Son nervios motores; comandan los músculos del hueso hioi-des y los de la lengua.

jueves, 26 de mayo de 2011

El sistema nervioso


Sabemos que existen dos sistemas nerviosos, unidos entre sí en varios lugares, el cerebro-espinal y el vegetativo o simpático. Por otra parte, por razones didácticas, el primero se ha dividido en dos partes: el sistema nervioso central, que comprende el encéfalo y la medula espinal y el sistema nervioso periférico que comprende el conjunto de los nervios.

En esta nota veremos el sistema nervioso periférico, intrincada red de innumerables conductores, que pone en comunicación el sistema nervioso central con cada una de las partes del organismo. Este conjunto de conductores es el que tiene la misión de realizar, en nuestro cuerpo, una tarea equivalente a la asignada, en una ciudad, a una central telefónica.

ALGUNAS NOCIONES EN GENERAL

A las funciones de los nervios nos referiremos en detalle en un artículo sobre la fisiología del sistema nervioso. Debemos, eso sí, aclarar que los nervios que salen del encéfalo y de la medula espinal, se hallan en relación con las células de los órganos de los sentidos y de los músculos.

Es interesante observar que todas las fibras nerviosas son recorridas siempre por los estímulos en una sola dirección y siempre en la misma. Unas son recorridas por estímulos centrípetos, vale decir que desde la periferia se dirigen hacia los centros nerviosos; otras en cambio, lo son por estímulos centrífugos, o sea que desde los centros nerviosos se dirigen hacia la periferia.

Las primeras, porque llevan a los centros las sensaciones, son llamadas fibras sensitivas o sensoriales; las segundas, que llevan los estímulos a los músculos, son llamadas en cambio fibras motoras. Es claro que las terminaciones nerviosas destinadas a recibir las sensaciones se hallan dentro de los órganos periféricos de los sentidos (piel, ojos, nariz, ere), mientras que las células motrices de las fibras motoras se hallan dentro de los centros nerviosos.

Una última observación: es evidente que si un nervio está formado exclusivamente por fibras motoras o sensitivas, será un nervio motor o un nervio sensitivo.

martes, 24 de mayo de 2011

LAS TONICAS MUSCULARES


¿Cómo están dispuestas estas fibras musculares?

Si seccionamos la pared del estómago o del intestino, por ejemplo, y la observamos con un fuerte aumento, veremos que dicha pared no se halla integrada por una capa única de fibras, sino por varias capas delgadísimas de diferente aspecto.

En cambio, la pared de una arteria, o de la vejiga, está formada por tres capas concéntricas. Pues bien: estas tres delgadísimas capas musculares, que son de color blanquecino y a veces rosado, se denominan también musculares y están constituidas por músculos involuntarios.

domingo, 22 de mayo de 2011

EL FUNCIONAMIENTO de los músculos lisos


¿Cómo funcionan los músculos lisos? La respuesta es muy simple, puesto que todos nuestros músculos, sean ellos voluntarios o involuntarios, funcionan de un solo modo: contrayéndose. Cualquiera que sea el estímulo que le llega, el músculo no hace otra cosa que contraerse en el sentido de su longitud, acortándose

¿Cuándo y por qué se contrae? Debemos tener bien presente que nada sucede en nuestro cuerpo, que ningún órgano funciona, si no es por orden de nuestro sistema nervioso. De tal modo, ningún músculo voluntario o involuntario se contrae si no recibe un estímulo nervioso.

Tanto a las fibras de la musculatura como a las fibras estriadas llegan terminaciones nerviosas; y también los músculos lisos se con traen bajo la acción de los estímu los nerviosos.

No obstante, hay una diferencia. La musculatura lisa no depende del sistema nervioso central, sino del sistema nervioso llamado simpatice o neurovegetativo.



viernes, 20 de mayo de 2011

FIBRAS MUSCULARES LISAS


Si observáramos al microscopio la constitución de estos músculos involuntarios, veríamos cosas muy interesantes.

Los músculos involuntarios están formados por fibras alargadas, en forma de huso, de una longitud que oscila entre algunas centésimas de milímetro y medio milímetro. Las más pequeñas, que se encuentran en las paredes de los vasos sanguíneos, miden sólo de 2 a 5 centésimas de milímetro y tienen un diámetro de una centésima de milímetro.

Tan pequeñas son, que se requiere poner de 20 a 50 de ellas en fila para alcanzar la longitud de un milímetro. Por otra parte, si pensamos en la increíble pequeñez de algunos capilares, resulta claro que los músculos que constituyen sus paredes deben ser, lógicamente, microscópicos.

Como se puede apreciar en la ilustración, las fibras poseen en el interior, en su centro, un núcleo oval en forma de bastoncito.

miércoles, 18 de mayo de 2011

MÚSCULOS VOLUNTARIOS E INVOLUNTARIOS


De cuanto hemos dicho, resulta claro que en nuestro cuerpo existen dos clases de músculos: voluntarios e involuntarios.

1) Los primeros son los que se ponen en acción en respuesta a órdenes emanadas de nuestro cerebro, es decir por nuestra voluntad; son los agentes del movimiento. Los músculos del estómago no son voluntarios.





2) Los que no dependen de nuestra voluntad y que, por lo tanto, funcionan lo queramos o no, son los llamados músculos involuntarios. Esta musculatura, que solamente produce movimientos involuntarios, es la que preside nuestra vida vegetativa, es decir el funcionamiento de los diversos órganos vitales: aparato respiratorio, circulatorio, digestivo, etc.

Dichos músculos involuntarios forman la pared de todos los órganos huecos, tales como el estómago, los intestinos, la vejiga, la pared de la tráquea y de los bronquios, de los uréteres, de las arterias y venas, etc. Se encuentran también en otros lugares: en los ojos, donde permiten regular la entrada de luz; en la piel, donde son los que determinan la erección de los pelos (horripilación) ; en algunas glándulas, etc.