Entrada destacada

¿Intentando perder peso?

 #perderpeso #bajardepeso #consejosparaperderpeso #cuidados #consejossaludables No se deje engañar Es fácil sobreestimar las calorí...

viernes, 19 de agosto de 2011

ACTINOMICETOS O ACTINOMICETALES


Los actinomicetos son una clase de microbios difícil de definir, intermedia entre bacterias y hongos. Poseen micelio como los hongos o bien son bacterias muy largas. No tienen núcleo aparente y pueden formar esporas similares a las de los hongos. El micelio es generalmente ramificado y puede dar origen a esporas en sus extremos.

Muchos actinomicetales tienen un marcado olor a tierra. Estos microbios colaboran, probablemente, con los hongos en la producción del olor peculiar de los sótanos. Se ha atribuido a los actinomicetales el ser la causa principal del olor del suelo. Parecería que durante una temporada de clima seco estos microbios tenderían a producirse y por ello el olor de la tierra, que no siempre es perceptible, es marcado luego de una lluvia en un día cálido.

Los actinomicetes del suelo forman pequeñas colonias de varios colores.

miércoles, 17 de agosto de 2011

LA FIEBRE como mecanismo de defensa



Finalmente, para concluir este resumen no completo sobre las defensas de nuestro organismo (haría falta un volumen para ello), diremos que incluso la fiebre resulta un mecanismo defensivo común y sin embargo poco conocido. Es el efecto de un proceso muy complejo.

Obedece a diversas causas y sirve a su vez, entre otras cosas, como medio orgánico de defensa. Por de pronto, según opiniones autorizadas, la fiebre contribuye a la destrucción de los gérmenes patógenos.

domingo, 14 de agosto de 2011

DEFENSAS "ANATÓMICAS" del cuerpo humano


Debido a la singular importancia de algunos determinados órganos, como los ojos, los pulmones, el cerebro, el corazón y otros, la naturaleza ha creado a su alrededor un sistema formidable de defensas. Observemos por ejemplo los ojos. Se hallan encastrados y protegidos en la cavidad orbitaria, excavada en el hueso; por delante, existen dos pliegues de piel, los párpados, que sirven de verdadera cortina móvil; las pestañas y las cejas tienen también una función protectora, sea para impedir el ingreso de cuerpos extraños, sea para mitigar el exceso de luz.

En cuanto al cerebro, es un órgano delicadísimo que está resguardado en la robustísima caja craneana así como la medula espinal en el interior de la columna vertebral. Y en lo que se refiere al corazón y los pulmones, órganos esenciales para la vida, se hallan perfectamente parapetados en el interior de la caja torácica.

Como puede observarse, la ubicación de nuestros distintos órganos y aparatos no atiende sólo a la mejor disposición, de acuerdo con las funciones que específicamente tienen asignadas en nuestra fisiología, sino que todos ellos, además, están situados de manera que se encuentren totalmente resguardados contra cualquier lesión eventual procedente del exterior, y en plena disposición de defensa contra un ataque físico.




viernes, 12 de agosto de 2011

DEFENSAS CONTRA LOS VENENOS DE LA SANGRE


Cuando una avispa nos pica, la zona se enrojece, hay dolor y ardor y, después de unos minutos, el lugar de la picadura se hincha. Pero no hay que asustarse, ya que ello es un buen signo de que el organismo ha organizado su defensa. La avispa, al picar, inyecta en los tejidos un veneno; en este caso, las arterias permiten la salida de líquido acuoso, que quita el veneno a la sangre y lo diluye.

Los tejidos, así embebidos, se hinchan de un modo poco elegante, pero el veneno se torna casi por completo inactivo. El organismo se defiende, de este modo, contra cualquier sustancia tóxica introducida en los tejidos por los agentes externos que lo atacan.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Defensas externas contra las bacterias


Como dijimos, las bacterias dentro del organismo, se traban con los leucocitos. Pero también en su parte exterior, el cuerpo humano logra defenderse eficazmente. Millones de microbios, cada día, se posan sobre la superficie de los ojos o penetran en las fosas nasales.

Pues bien, las lágrimas que los párpados extienden continuamente sobre la parte anterior de los ojos contienen una sustancia (la lisozima) que es bactericida, esto es, destructora de microbios. Incluso el mu-cus que recubre las fosas nasales es capaz de matar los gérmenes que se posan sobre él. En suma, el aire que es inspirado a través de las nariz se esteriliza, prácticamente, al pasar por ella.

lunes, 8 de agosto de 2011

Defensas del cuerpo contra sustancias peligrosas


Puede suceder a cualquiera, especialmente a los niños, el ingerir por error sustancias peligrosas para el organismo; es también una cosa común que un trozo de alimento "se vaya por mal lugar"; es decir que se introduzca en la tráquea en lugar de hacerlo en el esófago. Tampoco aquí faltan, por cierto, las defensas. En muchos casos se cierra el cardias, o sea, la abertura que comunica el esófago con el estómago; y en otros, el estómago, contrayéndose bruscamente, expele las sustancias peligrosas por medio del vómito.

Cuando cuerpos extraños penetran en las vías respiratorias, el organismo reacciona con violencia y decisión; la laringe, irritada, se contrae espasmódicamente y provoca la tos, penosa pero útil, lo que permite muchas veces la eliminación de la partícula nociva.

Si siempre nos resulta molesto toser y lagrimear, debemos pensar que bien vale la pena ese pequeño fastidio ya que ello contribuye a desplazar los cuerpos dañinos. El polvo, dada su pequenez, puede penetrar en los bronquios sin que se note una reacción ; sin embargo, aun en este caso el organismo se defiende. La tráquea y los gruesos bronquios están, en su parte interna, tapizados por una capa de finísimas cilias que, moviéndose ininterrumpidamente de abajo hacia arriba, expelen buena parte de las partículas de polvo. Como vemos, todo está previsto.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Defensas del cuerpo humano contra el frío y el calor


Nuestro organismo lucha contra el frío, aunque no nos demos cuenta, por medio de tres mecanismos. Primero, disminuyendo la circulación de la sangre en la periferia, por acción de los nervios vasoconstrictores (los que estrechan los vasos sanguíneos). La piel palidece, se enfría y así disminuye la pérdida de calor. Pero si el frío aumenta, los vasoconstrictores se paralizan, la sangre afluye en cantidad a los vasos de la superficie y la piel se enrojece, lo vemos en la cara, la piel y las manos. Esto es un mecanismo de defensa contra un excesivo enfriamiento.

En segundo lugar, combatimos el frío aumentando la producción de calor interno, lo cual ocurre por la mayor cantidad de grasa que se quema y por el mayor apetito que suele despertarse en el invierno. Por último, también nos defendemos contra el frío mediante contracciones musculares involuntarias (como el temblor), que repitiéndose con frecuencia generan calor.

También contra el calor excesivo el organismo tiene tres sistemas de defensa: primero, por la dilatación de los vasos sanguíneos de la superficie, con más circulación de la sangre y enrojecimiento de la piel, lo que provoca una dispersión del calor; segundo, por una abundante transpiración a través de la piel, puesto que el sudor, al evaporarse, sustrae calor; y tercero, el aumento del recambio de aire en los pulmones, lo que produce una mayor pérdida de agua en forma de vapor, y una mayor ventilación pulmonar.

lunes, 1 de agosto de 2011

La piel como defensa del cuerpo humano


Nuestro cuerpo se halla totalmente envuelto por una verdadera coraza, que aunque es sutil, elástica y flexible, cumple muy bien su papel principal: proteger el cuerpo de los factores externos de cualquier género, como lesiones, frío, calor, etc., y formar una barrera infranqueable contra los gérmenes patógenos y sus toxinas.

La piel es, en realidad, un sistema defensivo externo, que aisla al organismo del medio ambiente que lo rodea. Es más dura y sólida en los puntos más expuestos a cualquier ofensa; las extremidades de los dedos, por ejemplo, sometidas a frecuentes choques, están protegidas por las uñas, formaciones duras producidas por la piel.

sábado, 30 de julio de 2011

Defensas del organismo para cada caso


Este formidable sistema de destrucción del enemigo es uno de los muchos recursos defensivos de que dispone el organismo. Éste es como una máquina perfecta, compleja; está expuesto a sufrimientos, esfuerzos, fatiga, enfermedades, heridas, incidentes pequeños o grandes; debe soportar el frío o el calor, el polvo y el humo del aire, la sequedad, la humedad, etc.

A pesar de todo esto, sigue cumpliendo sus delicadísimas funciones, cosa que puede hacer porque está dotado de poderosas defensas, con las cuales se opone a cada amenaza. Conoceremos en esta nota los principales sistemas de defensa del organismo humano.

jueves, 28 de julio de 2011

Defensas del organismo


Uno se pincha un dedo, pongamos por ejemplo, con un clavo. Es una herida muy pequeña, poco más que un arañazo,, pero suficiente para que algunos microbios patógenos (productores de enfermedades) puedan penetrar en nuestro organismo. La amenaza es tremenda, porque las bacterias, multiplicándose con pasmosa velocidad, pueden, en pocas horas, invadir todo el organismo y llevarlo, en algunas desgraciadas ocasiones, a la muerte (como acontece por ejemplo con el bacilo del tétanos).

Pero en el interior del cuerpo suena la alarma y un admirable mecanismo de defensa entra en acción instantáneamente. Atraídos por la acción tóxica del microbio, millones y millones de glóbulos blancos (leucocitos ) acuden hacia la brecha por donde ha penetrado el enemigo. Insinuándose entre las células de los tejidos, inician la lucha contra las bacterias, englobándolas y destruyéndolas, mediante una verdadera digestión de las mismas.

Si la contraofensiva se inicia a tiempo y los gérmenes no son muy numerosos, ni demasiado virulentos, los leucocitos llegan a destruir totalmente al enemigo. En cambio, si los gérmenes resisten y llegan a multiplicarse activamente, destruyen a las células de los tejidos. En este caso, los glóbulos blancos deben destruir también las células muertas, que podrían resultar peligrosas.

En esta tremenda lucha, en la que se juega la salud o un grave daño para el organismo, muchos leucocitos mueren y se transforman en pus, pero nuevos contingentes acuden prestamente para luchar por todos los medios contra la invasión. En la mayoría de los casos, aquéllos logran bloquearla, vale decir la localizan en un punto (forúnculo), impidiendo su propagación a la sangre (septicemia).