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miércoles, 22 de junio de 2011

Sístole y diástole



La sístole dura cuatro décimos de segundo (una décima de segundo para las aurículas y tres para los ventrículos) y la diástole dura otro tanto, de manera que un latido completo dura unas ocho décimas de segundo. En los momentos de "stress" (choque) el latido puede aumentar considerablemente. Los latidos cardíacos pueden ser modificados por varios factores, como la emoción, la velocidad respiratoria, temperatura, ejercicio, el volumen de sangre que llega a la aurícula derecha y la que sale por la aorta y las cantidades de oxígeno y anhídrido carbónico en la sangre.

Señalamos antes, que el músculo cardíaco late espontáneamente en virtud de una de las propiedades fundamentales de la fibra muscular miocárdica, el automatismo, que se evidencia ya en el embrión. (En los peces, reptiles y batracios, el automatismo o actividad cronotrópica, tiene notable desarrollo: el corazón, después de arrancado del cuerpo, sigue latiendo bastante tiempo, según las especies.)

Esta característica estructural, no significa que la actividad cardíaca carezca de regulación nerviosa: el corazón, que está inervado por ramificaciones del sistema autónomo, sufre una acción inhibidora del nervio vago o neumogástrico, cuya influencia es cardiomoderadora; una acción aceleradora del simpático (acción crono-trópica positiva), y la acción sensitiva que sólo se advierte en circunstancias especiales: el eretismo cardíaco (palpitaciones), las taquicardias (aceleración del ritmo cardíaco), ambos fenómenos resultantes de estados emocionales o de drogas estimulantes, y la sensibilidad dolorosa producida por la angina de pecho.

lunes, 20 de junio de 2011

El músculo cardíaco


El músculo cardíaco es, en apariencia, estriado, pero a diferencia de las fibras musculares estriadas (voluntarias) sus fibras son ramificadas. La ramificación y entrelazamiento de las fibras vecinas forman un tejido ideal para un órgano elástico, en forma de saco, que se contrae y expande repetidamente. Es esencial que los latidos cardíacos sean uniformes y el latido de cada parte sea coordinado con respecto a las demás. Aunque el músculo cardíaco late espontáneamente (esto es, sin recibir señales nerviosas), la frecuencia de los latidos está controlada por nervios. Dos series de nervios inervan el corazón: una, parasimpática, en el nervio vago, y otra, simpática.

Los latidos cardíacos se originan en una pequeña área (el nódulo sinuaricular), en la pared de la aurícula derecha. Este nódulo se llama marcapaso del corazón, y está formado por fibras musculares especiales y fibras nerviosas del nervio vago y de un nervio simpático. Los impulsos que vienen por el nervio vago disminuyen la frecuencia de los latidos, mientras que los impulsos simpáticos la aumentan. La contracción del músculo cardíaco se distribuye rápidamente (a un metro por segundo) a través de las aurículas, de manera que ambas laten más o menos juntas.

Otra área especial —el nodulo auriculoventricular— recibe el latido de las aurículas y manda señales a lo largo de una banda de tejido —el haz de His— que se ramifica en ambos ventrículos. Éstos también laten casi juntos. La onda de contracción se distribuye a través de los ventrículos a una velocidad de diez centímetros por segundo. El músculo cardíaco tiene un largo período de relajación después de la contracción, durante el cual no puede contraerse nuevamente. Esto asegura que no comience un latido hasta que el anterior no haya terminado. El período de contracción se llama sístole y el de relajación, diástole.