Los leucocitos
Los leucocitos reciben este nombre por carecer de color. Su tamaño es de unas nueve a diez mieras de diámetro y su número es menor que el de los hematíes, pues en un mm cúbico sólo existen de 5.000 a 6.000, habiendo, por consiguiente, de 750 a 900 hematíes por cada leucocito.
Son células completas y vivas, puesto que tienen núcleo, su forma es esférica estando en reposo, y la propiedad más notable de ellos es la rápida variación que experimentan en esta, gracias a los seudópodos que emiten y que son causa de los movimientos amiboideos de que están dotados. Estos movimientos les permiten desempeñar un importante papel en el organismo, pues así que en este penetra un microbio, o cualquier partícula extraña de pequeño tamaño, le engloban gracias a sus seudópodos y verifican su digestión: de aquí el nombre de fagocitos (del gr. fagos, voraz) con que también se les conoce.
En el adulto, parecen originarse por carioquinesis, bien de los ya existentes, bien de las células formatrices que residen en la médula del hueso, bazo y ganglios linfáticos.