Una técnica nueva es la "criopreservación de sangre autóloga", es decir, la conservación en frío de la propia sangre. Esto le permite al paciente disponer de una reserva de hematíes propios, además de beneficiar a aquellas personas que tienen grupos sanguíneos infrecuentes. En la actualidad, todas las técnicas de congelación de hematíes para uso transfusional utilizan glicerol como agente protector del glóbulo rojo.
El procedimiento se inicia con la realización de tres o más extracciones de 500 mililitros al paciente, con intervalos variables entre 20 y 50 días. A la sangre autóloga extraída en cada oportunidad se le hace una serie de determinaciones para detectar la presencia de anticuerpos contra los microorganismos causantes de enfermedades de transmisión sanguínea: sífilis, Chagas, brucelosis, hepatitis B y C, SIDA, enfermedad neurológica y hematológica por HTLV 1 -2 y enfermedad por citomegalovirus.
El procedimiento se inicia con la realización de tres o más extracciones de 500 mililitros al paciente, con intervalos variables entre 20 y 50 días. A la sangre autóloga extraída en cada oportunidad se le hace una serie de determinaciones para detectar la presencia de anticuerpos contra los microorganismos causantes de enfermedades de transmisión sanguínea: sífilis, Chagas, brucelosis, hepatitis B y C, SIDA, enfermedad neurológica y hematológica por HTLV 1 -2 y enfermedad por citomegalovirus.