Los reguladores electrónicos no renuevan nada de lo que está orgánicamente desgastado o lesionado en tan delicado mecanismo. Lo que hacen es reajustar el ritmo mediante controlados estímulos eléctricos. La presión o tensión arterial. Constituyen expresiones análogas, que denominan un mismo fenómeno. Éste consiste en el variable empuje de la sangre sobre la pared de las arterias, la que reacciona con diferente grado de tensión, a la fuerza de la presión sanguínea: cada contracción cardíaca (sístole) la eleva, determinando la presión máxima (presión sistólica), y la relajación de la diástole la disminuye, estableciendo la presión mínima (presión dias-tólica).
A comienzos del siglo dieciocho, Stephen Hales, un clérigo inglés, demostró experimentalmente que la sangre circula a presión en las arterias. Par, ello, insertó en la arteria crural de una vieja yegua, un tubo de bronce, al que adaptó un segundo tubo de vidrio de igual diámetro, en el que pudo observar la altura a que se elevaba la columna de sangie como resultado de la presión, y también las variantes producidas por las pulsaciones. (En realidad, ese tubo representaba simplemente un manómetro de sangre, en el que no era posible realizar observaciones muy prolongadas a causa de la coagulación.)
El médico puede establecer el valor de la presión sanguínea arterial, mediante el esfigmomanómetro (de esfigmos =z pulso, y manómetro, dispositivo para medir presiones), aparato que consiste en un manguito neumático, adaptable al brazo mediante un vendaje, y que puede insuflarse y desinflarse gradualmente y a voluntad. La medición se hace en términos de la presión de aire necesaria para comprimir la arteria hasta que el pulso desaparece, presión que se registra en el manómetro conectado con el manguito neumático.
Comúnmente la tensión arterial se toma en la arteria humeral del brazo izquierdo, por encima del pliegue del codo. La presión diastólica se aprecia con la ayuda de un estetoscopio colocado sobre la misma arteria, por debajo de la zona comprimida, para poder escuchar las pulsaciones. La intensidad de la presión sanguínea disminuye a causa de la fricción de la sangre circulante contra las paredes de los tubos conductores: decrece paulatinamente en el trayecto circulatorio, desde la aorta (en donde llega a 140) hasta las venas inmediatas a las aurículas (alrededor de 0).
La presión normal en el hombre, oscila entre los 120 y los 75 mm. de mercurio (máxima en la sístole y mínima en la diástole), es decir, que iguala a la presión que ejerce una columna de mercurio de las alturas respectivamente consignadas. Para asegurar la eficiencia de los procedimientos esfigmomanométricos, existe una serie de reglas, uniformadas por comités médicos especiales, reglas que se refieren no sólo a las condiciones del equipo instrumental y a la posición del paciente, sino también a los métodos para la aplicación de los aparatos, y normas para la determinación de la presión sistólica y diastólica.
A comienzos del siglo dieciocho, Stephen Hales, un clérigo inglés, demostró experimentalmente que la sangre circula a presión en las arterias. Par, ello, insertó en la arteria crural de una vieja yegua, un tubo de bronce, al que adaptó un segundo tubo de vidrio de igual diámetro, en el que pudo observar la altura a que se elevaba la columna de sangie como resultado de la presión, y también las variantes producidas por las pulsaciones. (En realidad, ese tubo representaba simplemente un manómetro de sangre, en el que no era posible realizar observaciones muy prolongadas a causa de la coagulación.)
El médico puede establecer el valor de la presión sanguínea arterial, mediante el esfigmomanómetro (de esfigmos =z pulso, y manómetro, dispositivo para medir presiones), aparato que consiste en un manguito neumático, adaptable al brazo mediante un vendaje, y que puede insuflarse y desinflarse gradualmente y a voluntad. La medición se hace en términos de la presión de aire necesaria para comprimir la arteria hasta que el pulso desaparece, presión que se registra en el manómetro conectado con el manguito neumático.
Comúnmente la tensión arterial se toma en la arteria humeral del brazo izquierdo, por encima del pliegue del codo. La presión diastólica se aprecia con la ayuda de un estetoscopio colocado sobre la misma arteria, por debajo de la zona comprimida, para poder escuchar las pulsaciones. La intensidad de la presión sanguínea disminuye a causa de la fricción de la sangre circulante contra las paredes de los tubos conductores: decrece paulatinamente en el trayecto circulatorio, desde la aorta (en donde llega a 140) hasta las venas inmediatas a las aurículas (alrededor de 0).
La presión normal en el hombre, oscila entre los 120 y los 75 mm. de mercurio (máxima en la sístole y mínima en la diástole), es decir, que iguala a la presión que ejerce una columna de mercurio de las alturas respectivamente consignadas. Para asegurar la eficiencia de los procedimientos esfigmomanométricos, existe una serie de reglas, uniformadas por comités médicos especiales, reglas que se refieren no sólo a las condiciones del equipo instrumental y a la posición del paciente, sino también a los métodos para la aplicación de los aparatos, y normas para la determinación de la presión sistólica y diastólica.