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domingo, 26 de junio de 2011

Reguladores electrónicos del corazón


Los reguladores electrónicos no renuevan nada de lo que está orgánicamente desgastado o lesionado en tan delicado mecanismo. Lo que hacen es reajustar el ritmo mediante controlados estímulos eléctricos. La presión o tensión arterial. Constituyen expresiones análogas, que denominan un mismo fenómeno. Éste consiste en el variable empuje de la sangre sobre la pared de las arterias, la que reacciona con diferente grado de tensión, a la fuerza de la presión sanguínea: cada contracción cardíaca (sístole) la eleva, determinando la presión máxima (presión sistólica), y la relajación de la diástole la disminuye, estableciendo la presión mínima (presión dias-tólica).

A comienzos del siglo dieciocho, Stephen Hales, un clérigo inglés, demostró experimentalmente que la sangre circula a presión en las arterias. Par, ello, insertó en la arteria crural de una vieja yegua, un tubo de bronce, al que adaptó un segundo tubo de vidrio de igual diámetro, en el que pudo observar la altura a que se elevaba la columna de sangie como resultado de la presión, y también las variantes producidas por las pulsaciones. (En realidad, ese tubo representaba simplemente un manómetro de sangre, en el que no era posible realizar observaciones muy prolongadas a causa de la coagulación.)

El médico puede establecer el valor de la presión sanguínea arterial, mediante el esfigmomanómetro (de esfigmos =z pulso, y manómetro, dispositivo para medir presiones), aparato que consiste en un manguito neumático, adaptable al brazo mediante un vendaje, y que puede insuflarse y desinflarse gradualmente y a voluntad. La medición se hace en términos de la presión de aire necesaria para comprimir la arteria hasta que el pulso desaparece, presión que se registra en el manómetro conectado con el manguito neumático.

Comúnmente la tensión arterial se toma en la arteria humeral del brazo izquierdo, por encima del pliegue del codo. La presión diastólica se aprecia con la ayuda de un estetoscopio colocado sobre la misma arteria, por debajo de la zona comprimida, para poder escuchar las pulsaciones. La intensidad de la presión sanguínea disminuye a causa de la fricción de la sangre circulante contra las paredes de los tubos conductores: decrece paulatinamente en el trayecto circulatorio, desde la aorta (en donde llega a 140) hasta las venas inmediatas a las aurículas (alrededor de 0).

La presión normal en el hombre, oscila entre los 120 y los 75 mm. de mercurio (máxima en la sístole y mínima en la diástole), es decir, que iguala a la presión que ejerce una columna de mercurio de las alturas respectivamente consignadas. Para asegurar la eficiencia de los procedimientos esfigmomanométricos, existe una serie de reglas, uniformadas por comités médicos especiales, reglas que se refieren no sólo a las condiciones del equipo instrumental y a la posición del paciente, sino también a los métodos para la aplicación de los aparatos, y normas para la determinación de la presión sistólica y diastólica.

sábado, 18 de junio de 2011

La presión arterial


Los vasos que llevan sangre desde el corazón se llaman arterias. Éstas se ramifican en vasos más pequeños, las arteriolas que se resuelven, dentro de los tejidos, en capilares —canales cuyas paredes tienen el espesor de una sola célula—. A causa de la repetida ramificación de los capilares en los tejidos y a la delgadez de sus paredes, las sustancias sanguíneas llegan a estar en íntimo contacto con las células, pudiendo realizarse con facilidad el intercambio de materiales. Los capilares se reúnen para formar vénulas y éstas para formar venas a través de las cuales la sangre vuelve al corazón. La sangre que corre por las venas (sangre venosa) está comúnmente desoxigenada, aunque en el caso de las venas pulmonares la sangre es rica en oxígeno.

La presión bajo la cual el corazón impulsa la sangre a través de las arterias es menor a medida que éstas se ramifican y disminuye su diámetro. Cuando la sangre sale de los capilares pasando a las venas, la presión es de apenas un décimo del valor original. Esta presión no es suficiente para impulsar la sangre de regreso al corazón.

¿Cómo hace la sangre, entonces, para llegar desde las venas al corazón? La acción absorbente del corazón es, en parte, responsable, pero no es lo suficientemente poderosa. Las mismas venas son capaces de contraerse y ayudar a impulsar la sangre hacia el corazón. Tienen válvulas que impiden el reflujo de sangre desde el corazón (las válvulas de las venas del antebrazo pueden verse como abultamientos, colocando un lazo en el brazo, justo encima del codo). Sus paredes son delgadas y nq tan musculares como las de las arterias, pero su luz o lumen es mayor. Las contracciones musculares "masajean" las venas y ayudan de este modo al flujo sanguíneo hacia el corazón.