Debido a la singular importancia de algunos determinados órganos, como los ojos, los pulmones, el cerebro, el corazón y otros, la naturaleza ha creado a su alrededor un sistema formidable de defensas. Observemos por ejemplo los ojos. Se hallan encastrados y protegidos en la cavidad orbitaria, excavada en el hueso; por delante, existen dos pliegues de piel, los párpados, que sirven de verdadera cortina móvil; las pestañas y las cejas tienen también una función protectora, sea para impedir el ingreso de cuerpos extraños, sea para mitigar el exceso de luz.
En cuanto al cerebro, es un órgano delicadísimo que está resguardado en la robustísima caja craneana así como la medula espinal en el interior de la columna vertebral. Y en lo que se refiere al corazón y los pulmones, órganos esenciales para la vida, se hallan perfectamente parapetados en el interior de la caja torácica.
Como puede observarse, la ubicación de nuestros distintos órganos y aparatos no atiende sólo a la mejor disposición, de acuerdo con las funciones que específicamente tienen asignadas en nuestra fisiología, sino que todos ellos, además, están situados de manera que se encuentren totalmente resguardados contra cualquier lesión eventual procedente del exterior, y en plena disposición de defensa contra un ataque físico.
En cuanto al cerebro, es un órgano delicadísimo que está resguardado en la robustísima caja craneana así como la medula espinal en el interior de la columna vertebral. Y en lo que se refiere al corazón y los pulmones, órganos esenciales para la vida, se hallan perfectamente parapetados en el interior de la caja torácica.
Como puede observarse, la ubicación de nuestros distintos órganos y aparatos no atiende sólo a la mejor disposición, de acuerdo con las funciones que específicamente tienen asignadas en nuestra fisiología, sino que todos ellos, además, están situados de manera que se encuentren totalmente resguardados contra cualquier lesión eventual procedente del exterior, y en plena disposición de defensa contra un ataque físico.