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martes, 13 de diciembre de 2011

Los grupos sanguíneos y la transfusión sanguínea


Los accidentes transfusionales se deben a la aglutinación con la hemolisis, destrucción y puesta en libertad de sustancias heterólogas, de los glóbulos del dador por el plasma del receptor.

No provoca accidente la aglutinación de los glóbulos del receptor por el plasma del dador, posiblemente porque las aglutininas transfundidas se disuelven en toda la sangre del receptor y entonces su concentración y "Avidez" es insuficiente para provocar la aglutinación, y aunque ésta se produzca es mejor tolerada por el sujeto.

Este hecho es fundamental así por ejemplo la transfusión entre el grupo I y IV que son sangres incompatibles, es posible cuando el IV oficia de dador, e imposible cuando oficia de receptor. En resumen, a manera de regla podemos establecer, que la transfusión es posible cuando el plasma o suero del receptor no aglutina los glóbulos del dador.


El esquema adjunto muestra las posibilidades de transfusión entre  los  distintos grupos.



domingo, 4 de septiembre de 2011

La sangre congelada en el organismo


La descongelación de la sangre se realiza a una temperatura delimitada entre los 37 y los 40 grados centígrados, a los efectos de obtener correctas condiciones para el posterior paso de desglicerolización . Los hematíes se mantienen a cuatro grados centígrados hasta el momento de la transfusión, que generalmente no supera las veinticuatro horas posteriores.

Como dato que avala la experiencia con esta metodología, cabe consignar que durante la guerra del Golfo las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos enviaron 100.000 unidades de sangre congeladas y que los cinco barcos de su flota naval tienen su propia reserva de hematíes criopreservados para atender cualquier eventualidad.




viernes, 2 de septiembre de 2011

La sangre congelada


En un ambiente de asepsia total, y bajo rigurosas pautas de seguridad y control, se separan los glóbulos rojos y se agrega gllcerol como crioprotector celular. Para que su adición al concentrado de hematíes no provoque su destrucción, esta etapa debe realizarse de manera fraccionada, lentamente y a temperaturas adecuadas.

Las diferentes técnicas empleadas deben lograr una concentración final de glicerol de entre el 20 y el 40 por ciento, de acuerdo con la temperatura de congelación prevista. Una vez dado este paso, se procede al congelamiento de las unidades de reserva sanguínea en bolsas de P.V.C. estériles, identificadas con los datos y la firma del titular y computarizadas por el sistema de código de barras.

Los contenedores plásticos son colocados a 85 grados centígrados bajo cero en ultrafreezers, que garantizan a la sangre la conservación de sus cualidades durante más de diez años. En el caso de que el proceso se lleve a cabo a temperaturas inferiores a la señalada, en fase líquida de nitrógeno, son necesarios materiales de mayor resistencia para proteger la reserva. Los congeladores están equipados con circuitos eléctricos y motores por duplicado y en caso de corte de energía comienza a funcionar el grupo electrógeno automáticamente. Si hubiera algún problema con éste, entra en funcionamiento el back-up de gases líquidos que mantiene a la sangre bajo las mismas condiciones de temperatura.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Transfusiones sanguíneas


Para disminuir al mínimo la utilización de sangre ajena, y con ello los riesgos de contagio de alguna enfermedad, la medicina ha desarrollado técnicas de autotransfusión. La más aceptada es la criopreservación, que le permite al paciente contar con una reserva propia de glóbulos rojos.

Las transfusiones sanguíneas evitaron innumerables muertes desde su implementación como técnica terapéutica, no obstante lo cual algunas de sus complicaciones la transforman en una práctica riesgosa. La transmisión de enfermedades, pese a los mejores recaudos serológicos, es un hecho inexorable y son cada día más las patologías que pueden contagiarse de la sangre homologa o alogeneica -es decir ajena- muchas de ellas mortales. También son relativamente comunes la incompatibilidad, las reacciones transfusionales no inmunes y la sensibilización.

Además de estos problemas, la transfusión de sangre que no es la propia en algunas oportunidades puede ejercer efectos inmunosupresores -al descender las defensas del organismo- o incrementar infecciones posoperatorias.