Nuestro cuerpo se halla totalmente envuelto por una verdadera coraza, que aunque es sutil, elástica y flexible, cumple muy bien su papel principal: proteger el cuerpo de los factores externos de cualquier género, como lesiones, frío, calor, etc., y formar una barrera infranqueable contra los gérmenes patógenos y sus toxinas.
La piel es, en realidad, un sistema defensivo externo, que aisla al organismo del medio ambiente que lo rodea. Es más dura y sólida en los puntos más expuestos a cualquier ofensa; las extremidades de los dedos, por ejemplo, sometidas a frecuentes choques, están protegidas por las uñas, formaciones duras producidas por la piel.
La piel es, en realidad, un sistema defensivo externo, que aisla al organismo del medio ambiente que lo rodea. Es más dura y sólida en los puntos más expuestos a cualquier ofensa; las extremidades de los dedos, por ejemplo, sometidas a frecuentes choques, están protegidas por las uñas, formaciones duras producidas por la piel.