El núcleo de los organismos contiene los cromosomas portadores de los caracteres hereditarios. Cada especie de planta o animal tiene su número determinado de cromosomas. La fusión de los núcleos del óvulo y del espermatozoide significa, en otros términos, la reunión de la herencia paterna y materna compuesta de cromosomas. Podríamos preguntarnos por qué permanece constante el número de cromosomas en cada especie.
Si en el momento de la fecundación las células sexuales poseen el mismo número de cromosomas que las células del cuerpo, tendríamos que admitir que el óvulo fecundado debería contener el doble, la generación que siga el cuádruple, y así sucesivamente. ¡Y sin embargo sabemos que el número de cromosomas permanece constante! Algún fenómeno debe producirse durante el desarrollo de las células, fenómeno que determina que el número de cromosomas se reduzca a la mitad. Los hermanos Hertwig descubrieron, en 1890, el mecanismo de la segmentación.
Cada cromosoma está presente en dos ejemplares idénticos en el núcleo. Hay, pues, un doble juego de cromosomas y se dice que éstos son diploides. Las células sexuales, al llegar a su madurez y estar en consecuencia listas para la fecundación, se componen igualmente de células ováricas y de células germinativas diploides, pero que sufren dos divisiones de núcleo sucesivas por las cuales cada célula germinativa produce cuatro espermatozoides y cada célula ovárica un único óvulo.
Las otras tres células de la célula ovárica siguen pequeñas y abandonan, como células de polo, su protoplasma y su independencia alimentaria al óvulo; entonces se debilitan y desaparecen. La segmentación se produce en los fases. Los dos cromosomas correspondientes, uno del sistema paterno y otro del sistema materno, se colocan primeramente uno al lado del otro, formándose un huso como si se tratara sólo de una simple división celular.
No son, sin embargo, los cromosomas escindidos en sentido longitudinal los que se han separado, sino los otros. En cada uno de los dos casos (masculino o femenino) se crean, luego de esta división, unas células sexuales que poseen solamente la mitad de los cromosomas que caracterizan a la especie (48 en el ser humano). En el momento de la fecundación el óvulo y el espermatozoide se reúnen formando de nuevo un sistema doble.
Si en el momento de la fecundación las células sexuales poseen el mismo número de cromosomas que las células del cuerpo, tendríamos que admitir que el óvulo fecundado debería contener el doble, la generación que siga el cuádruple, y así sucesivamente. ¡Y sin embargo sabemos que el número de cromosomas permanece constante! Algún fenómeno debe producirse durante el desarrollo de las células, fenómeno que determina que el número de cromosomas se reduzca a la mitad. Los hermanos Hertwig descubrieron, en 1890, el mecanismo de la segmentación.
Cada cromosoma está presente en dos ejemplares idénticos en el núcleo. Hay, pues, un doble juego de cromosomas y se dice que éstos son diploides. Las células sexuales, al llegar a su madurez y estar en consecuencia listas para la fecundación, se componen igualmente de células ováricas y de células germinativas diploides, pero que sufren dos divisiones de núcleo sucesivas por las cuales cada célula germinativa produce cuatro espermatozoides y cada célula ovárica un único óvulo.
Las otras tres células de la célula ovárica siguen pequeñas y abandonan, como células de polo, su protoplasma y su independencia alimentaria al óvulo; entonces se debilitan y desaparecen. La segmentación se produce en los fases. Los dos cromosomas correspondientes, uno del sistema paterno y otro del sistema materno, se colocan primeramente uno al lado del otro, formándose un huso como si se tratara sólo de una simple división celular.
No son, sin embargo, los cromosomas escindidos en sentido longitudinal los que se han separado, sino los otros. En cada uno de los dos casos (masculino o femenino) se crean, luego de esta división, unas células sexuales que poseen solamente la mitad de los cromosomas que caracterizan a la especie (48 en el ser humano). En el momento de la fecundación el óvulo y el espermatozoide se reúnen formando de nuevo un sistema doble.
La reducción del número de cromosomas a la mitad, con respecto a las células normales, tanto en el óvulo como en el espermatozoide, presenta en numerosas especies animales y vegetales particularidades muy interesantes.
Una pareja transmite a su descendiente masculino un doble juego normal de cromosomas, un juego del padre y otro de la madre. Otra pareja hace lo mismo con su descendiente del sexo opuesto. Los dos descendientes, a su vez, pueden unirse y procrear; pero antes que esto suceda se produce una segmentación en las células sexuales de los dos sexos.
En el varón, el doble juego de cromosomas se coloca el uno junto al otro; después cada célula sexual se divide, recibiendo cada parte un juego de cromosomas. Al producirse la segunda segmentación, cada juego de cromosomas se divide longitudinalmente en las dos células y por ello hay muy poco cambio en la composición.
De todo lo antedicho resulta un doble juego de cromosomas y las dos células sexuales dan cada una, por dos espermatozoides, un solo juego de cromosomas. En la mujer, se realiza más o menos el mismo proceso, con la diferencia de que puede ser fecundado un solo óvulo, con un solo juego de cromosomas. La reunión del óvulo citado con un espermatozoide da origen a un descendiente que posee el doble juego de cromosomas.
Como los cromosomas son portadores de los caracteres hereditarios, fácil es comprender por qué un niño puede heredar igualmente características de sus cuatro abuelos.
Lee también:
Árbol genealógico
La Pareja de Cromosomas que Determinan el Sexo
Diferencias entre los dos sexos
La Herencia en el Hombre
Una pareja transmite a su descendiente masculino un doble juego normal de cromosomas, un juego del padre y otro de la madre. Otra pareja hace lo mismo con su descendiente del sexo opuesto. Los dos descendientes, a su vez, pueden unirse y procrear; pero antes que esto suceda se produce una segmentación en las células sexuales de los dos sexos.
En el varón, el doble juego de cromosomas se coloca el uno junto al otro; después cada célula sexual se divide, recibiendo cada parte un juego de cromosomas. Al producirse la segunda segmentación, cada juego de cromosomas se divide longitudinalmente en las dos células y por ello hay muy poco cambio en la composición.
De todo lo antedicho resulta un doble juego de cromosomas y las dos células sexuales dan cada una, por dos espermatozoides, un solo juego de cromosomas. En la mujer, se realiza más o menos el mismo proceso, con la diferencia de que puede ser fecundado un solo óvulo, con un solo juego de cromosomas. La reunión del óvulo citado con un espermatozoide da origen a un descendiente que posee el doble juego de cromosomas.
Como los cromosomas son portadores de los caracteres hereditarios, fácil es comprender por qué un niño puede heredar igualmente características de sus cuatro abuelos.
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