El
tejido reticular aparece formado por
células estrelladas vinculadas a los capilares sanguíneos y sobre las que se inscribe un retículo formado por fibras difíciles de ver, de sustancia colágena o precolágena, ramificadas y anastomosadas, argentófilas. Pero cuando se estudian los órganos hemocitopoyéticos por el método de la punción biópsica, extensión en frotis sobre porta objeto y las coloraciones de la sangre, estas
células, así observadas y separadas de sus conexiones, se presentan, con otros caracteres, semejantes por otra parte, a los que se observan cuando en algunas enfermedades las
células reticulares abandonan el retículo y pasan a la sangre periférica.
De los numerosos grupos de
células descritas por este último método destacamos 2:
1 ) Células reticulares linfoides a núcleo grande, esférico, excéntrico, a cromatina laxa con nucléolos azules. El
citoplasma es ligeramente basófla y vacuciado.
2) Células reticulares plasmáticas. Son semejantes a los plasmocitos de núcleo excéntrico a cromatina densa, en damero, citoplasma vacuolado, hiperbasófilo.
Desde el punto de viste funcional estas
células del retículo se agrupan en:
1 ) células reticulares simples que tienen como propiedad fundamental la capacidad de almacenar distintas sustancias y convertirse en células gigantes y
2) en células plasmáticas basófilas que tienen predominantemente una función formadora de proteínas y anticuerpos.
Este
sistema celular entonces tiene la capacidad de almacenar y dar protección al organismo presentando una función que en esencia es también propia de los leucocitos de la sangre.
Se llega así a la conclusión de que el
sistema retículo endotelial forma con las células de la
sangre una íntima unidad funcional debiéndose considerar estas últimas células como derivadas especializadas del S. R. E.