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sábado, 18 de junio de 2011

La presión arterial


Los vasos que llevan sangre desde el corazón se llaman arterias. Éstas se ramifican en vasos más pequeños, las arteriolas que se resuelven, dentro de los tejidos, en capilares —canales cuyas paredes tienen el espesor de una sola célula—. A causa de la repetida ramificación de los capilares en los tejidos y a la delgadez de sus paredes, las sustancias sanguíneas llegan a estar en íntimo contacto con las células, pudiendo realizarse con facilidad el intercambio de materiales. Los capilares se reúnen para formar vénulas y éstas para formar venas a través de las cuales la sangre vuelve al corazón. La sangre que corre por las venas (sangre venosa) está comúnmente desoxigenada, aunque en el caso de las venas pulmonares la sangre es rica en oxígeno.

La presión bajo la cual el corazón impulsa la sangre a través de las arterias es menor a medida que éstas se ramifican y disminuye su diámetro. Cuando la sangre sale de los capilares pasando a las venas, la presión es de apenas un décimo del valor original. Esta presión no es suficiente para impulsar la sangre de regreso al corazón.

¿Cómo hace la sangre, entonces, para llegar desde las venas al corazón? La acción absorbente del corazón es, en parte, responsable, pero no es lo suficientemente poderosa. Las mismas venas son capaces de contraerse y ayudar a impulsar la sangre hacia el corazón. Tienen válvulas que impiden el reflujo de sangre desde el corazón (las válvulas de las venas del antebrazo pueden verse como abultamientos, colocando un lazo en el brazo, justo encima del codo). Sus paredes son delgadas y nq tan musculares como las de las arterias, pero su luz o lumen es mayor. Las contracciones musculares "masajean" las venas y ayudan de este modo al flujo sanguíneo hacia el corazón.

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