Dentición
La corona está recubierta por el esmalte, que en realidad no es un verdadero tejido, puesto que carece de células: forma una costra de varios milímetros de espesor, que se adelgaza y termina en el cuello: es de aspecto vitreo, color blanco azulado, frágil y tan duro, que raya al acero. Está formado por prismas largos, entrecruzados, unidos por un cemento, y su superficie libre está recubierta por una zona hialina denominada cutícula del esmalte, la celula humana.
En la raíz, cuello y en la misma corona debajo del esmalte, se encuentra el verdadero tejido dentario, representado por el marfil, que forma casi todo el diente y tiene análoga composición química que el hueso.
Observando este marfil al microscopio, se aprecian en él la materia fundamental transparente, que ofrece poco digno de mención, y unos tubitos; éstos nacen en la cavidad dentaria y son anchos y paralelos cerca de ella, pero en su camino hacia la periferia, van divergiendo y reduciendo su diámetro; en el trayecto emiten finas ramas laterales que se anasto-mosan unas con otras, terminando, por fin, dichos tubos debajo del esmalte y cemento, según sea en la corona o raíz.
En conexión con los tubos del marfil se encuentran los odonto-blastos, que son células alargadas situadas en la parte de la pulpa que está en contacto con el marfil, y son consideradas análogas a las células óseas, por tener un largo apéndice que penetra en los tubos del marfil, los cuales serían una especie de conductos calcóforos.
La corona está recubierta por el esmalte, que en realidad no es un verdadero tejido, puesto que carece de células: forma una costra de varios milímetros de espesor, que se adelgaza y termina en el cuello: es de aspecto vitreo, color blanco azulado, frágil y tan duro, que raya al acero. Está formado por prismas largos, entrecruzados, unidos por un cemento, y su superficie libre está recubierta por una zona hialina denominada cutícula del esmalte, la celula humana.
En la raíz, cuello y en la misma corona debajo del esmalte, se encuentra el verdadero tejido dentario, representado por el marfil, que forma casi todo el diente y tiene análoga composición química que el hueso.
Observando este marfil al microscopio, se aprecian en él la materia fundamental transparente, que ofrece poco digno de mención, y unos tubitos; éstos nacen en la cavidad dentaria y son anchos y paralelos cerca de ella, pero en su camino hacia la periferia, van divergiendo y reduciendo su diámetro; en el trayecto emiten finas ramas laterales que se anasto-mosan unas con otras, terminando, por fin, dichos tubos debajo del esmalte y cemento, según sea en la corona o raíz.
En conexión con los tubos del marfil se encuentran los odonto-blastos, que son células alargadas situadas en la parte de la pulpa que está en contacto con el marfil, y son consideradas análogas a las células óseas, por tener un largo apéndice que penetra en los tubos del marfil, los cuales serían una especie de conductos calcóforos.