Páginas

viernes, 2 de septiembre de 2011

La sangre congelada


En un ambiente de asepsia total, y bajo rigurosas pautas de seguridad y control, se separan los glóbulos rojos y se agrega gllcerol como crioprotector celular. Para que su adición al concentrado de hematíes no provoque su destrucción, esta etapa debe realizarse de manera fraccionada, lentamente y a temperaturas adecuadas.

Las diferentes técnicas empleadas deben lograr una concentración final de glicerol de entre el 20 y el 40 por ciento, de acuerdo con la temperatura de congelación prevista. Una vez dado este paso, se procede al congelamiento de las unidades de reserva sanguínea en bolsas de P.V.C. estériles, identificadas con los datos y la firma del titular y computarizadas por el sistema de código de barras.

Los contenedores plásticos son colocados a 85 grados centígrados bajo cero en ultrafreezers, que garantizan a la sangre la conservación de sus cualidades durante más de diez años. En el caso de que el proceso se lleve a cabo a temperaturas inferiores a la señalada, en fase líquida de nitrógeno, son necesarios materiales de mayor resistencia para proteger la reserva. Los congeladores están equipados con circuitos eléctricos y motores por duplicado y en caso de corte de energía comienza a funcionar el grupo electrógeno automáticamente. Si hubiera algún problema con éste, entra en funcionamiento el back-up de gases líquidos que mantiene a la sangre bajo las mismas condiciones de temperatura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario