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lunes, 8 de agosto de 2011

Defensas del cuerpo contra sustancias peligrosas


Puede suceder a cualquiera, especialmente a los niños, el ingerir por error sustancias peligrosas para el organismo; es también una cosa común que un trozo de alimento "se vaya por mal lugar"; es decir que se introduzca en la tráquea en lugar de hacerlo en el esófago. Tampoco aquí faltan, por cierto, las defensas. En muchos casos se cierra el cardias, o sea, la abertura que comunica el esófago con el estómago; y en otros, el estómago, contrayéndose bruscamente, expele las sustancias peligrosas por medio del vómito.

Cuando cuerpos extraños penetran en las vías respiratorias, el organismo reacciona con violencia y decisión; la laringe, irritada, se contrae espasmódicamente y provoca la tos, penosa pero útil, lo que permite muchas veces la eliminación de la partícula nociva.

Si siempre nos resulta molesto toser y lagrimear, debemos pensar que bien vale la pena ese pequeño fastidio ya que ello contribuye a desplazar los cuerpos dañinos. El polvo, dada su pequenez, puede penetrar en los bronquios sin que se note una reacción ; sin embargo, aun en este caso el organismo se defiende. La tráquea y los gruesos bronquios están, en su parte interna, tapizados por una capa de finísimas cilias que, moviéndose ininterrumpidamente de abajo hacia arriba, expelen buena parte de las partículas de polvo. Como vemos, todo está previsto.

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