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¿Intentando perder peso?

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sábado, 30 de abril de 2011

EL ENCÉFALO


Es la parte principal del sistema nervioso y está compuesta por cuatro partes: el cerebro, el cerebelo, la protuberancia y el bulbo raquídeo; en su conjunto se halla protegido por la caja craneana, en cuyo interior se aloja. El cerebro es la parte más voluminosa del encéfalo; posee en su conjunto una forma ovoidea, más aguzada en su extremo anterior (polo frontal) que en el posterior (polo occipital). Tiene un peso que oscila alrededor de los 1.180 gramos, siendo un poco más pesado en el hombre que en la mujer. Es casi el 1/50 del peso total del cuerpo.

EL CEREBRO VISTO POR ENCIMA

Si observamos el cerebro desde arriba, notamos en seguida que está dividido por una profunda cisura interhemisférica, en dos partes, llamadas hemisferios cerebrales.



Esta sección permite observar cómo la parte inferior del cerebro se hace muy complicada por la existencia de una serie de estructuras que allí se encuentran:

  • El cuerpo calloso es una lámina blanca, convexa, que une por debajo, entre sí, los hemisferios cerebrales.

  • Los ventrículos cerebrales son cavidades comunicadas entre sí.

  • El quiasma del nervio óptico es la zona en la que ambos nervios ópticos, derecho e izquierdo, se cruzan.
  • La hipófisis, importantísima glándula endocrina, cuyos productos se vierten en la sangre y accionan sobre el desarrollo.

viernes, 29 de abril de 2011

Centro respiratorio


La respiración puede controlarse por medio de la Voluntad, pero normalmente es automática. El centro respiratorio, ubicado en el bulbo raquídeo, manda impulsos (a través de fibras nerviosas) a los músculos intercostales y al diafragma, produciendo su contracción rítmica. Cuando, en cada inspiración, los pulmones se han expandido, las terminaciones nerviosas fijas en los músculos lisos de los conductos pulmonares son estimuladas y envían impulsos nerviosos al centro respiratorio.

Las experiencias indican que en el centro respiratorio hay dos regiones principales: una que produce la inspiración y otra, antagónica de la primera, que produce la espiración. Estas regiones se llaman centros inspiratorio y espiratorio respectivamente. Además, hay una zona en la parte frontal del bulbo que juega algún papel en el contralor del ritmo respiratorio, ya que, cuando se cortan los tractos nerviosos de esta zona, se destruye el ritmo. Probablemente, esta zona recibe impulsos del centro inspiratorio y, al mismo tiempo, impulsos desde este último centro pasan a los músculos intercostales, el diafragma y el centro espiratorio.

La influencia combinada de la zona frontal del bulbo, el centro espiratorio y los impulsos que vienen dé los receptores sobrepasa al centro inspiratorio y produce la espiración. La respiración se refiere únicamente a la ventilación de los pulmones, de manera tal que se inhale un adecuado abastecimiento de oxígeno y que se exale el anhídrido carbónico. Pero en el sistema sanguíneo también hay transferencias: el oxígeno pasa de la sangre a los tejidos y el anhídrido carbónico de los tejidos a la sangre.


Esto no es sorprendente, ya que existen relaciones entre el centro respiratorio y los centros nerviosos que controlan la circulación. El mismo centro respiratorio es sumamente sensible a la concentración de anhídrido carbónico en la sangre; cuando esta concentración aumenta, se incrementa la respiración.

En los arcos aórtico y carotideo hay receptores sensibles a la concentración sanguínea de anhídrido carbónico y oxígeno. Cuando esta concentración disminuye, por ejemplo, disminuyen también la profundidad y frecuencia respiratorias; cuando la concentración aumenta (como ocurre luego de un ejercicio vigoroso) aumentan la profundidad y frecuencia de la respiración. De esta manera, la concentración de anhídrido carbónico, retorna a su nivel promedio.

Aunque el anhídrido carbónico, cuando se encuentra en grandes cantidades, es perjudicial para el organismo, se necesita en una cierta concentración para que sea posible su propio funcionamiento. Hemos descrito sólo algunos factores relacionados con la respiración, pero es obvio que existe un sistema de alta eficiencia por el cual se satisfacen las diversas necesidades orgánicas.

miércoles, 27 de abril de 2011

Los músculos en la respiración


Las fibras elásticas permiten a los pulmones expandirse en la inspiración (entrada de aire) y cuando se contraen (esto es, se acortan) en la espiración (salida de aire) impulsan el aire fuera de los pulmones.

La espiración se cumple, principalmente, por la acción de estas fibras elásticas, de tal manera que se requiere muy poco esfuerzo muscular. Una persona que sufre un ataque de asma tiene dificultad en espirar el aire a causa de la contracción del músculo liso de los bronquiolos que reduce la expansión de los pulmones —y, por lo tanto, el estiramiento de las fibras elásticas— durante la inspiración.

La fuerza producida por el acortamiento de las fibras elásticas es, en consecuencia, menor que en una espiración normal. Los pulmones están situados en una cavidad, la cavidad pleural, que está limitada, hacia abajo, por el diafragma, una placa muscular, y, hacia los lados, por las costillas.

Entre las costillas se encuentran los músculos intercostales de importante función en los movimientos respiratorios; hay otros músculos que intervienen en la respiración, ayudando a los intercostales: los escalenos, hacia arriba, y los músculos abdominales hacia abajo.

El diafragma forma una cúpula de convexidad superior, en la parte inferior de las costillas. Durante la inspiración, el diafragma se aplana y desciende; los músculos intercostales mandan las costillas hacia afuera; el resultado es que la cavidad pleural se expande en todos los sentidos y reduce la expansión de los pulmones —y, por la presión atmosférica impulsa el aire hacia el interior de los pulmones.

Durante la espiración, los músculos intercostales se relajan y el acortamiento de las fibras elásticas del tejido pulmonar, junto con el impulso de los músculos abdominales y otro situado entre las costillas y el esternón, impulsan el aire al exterior de los pulmones.


El hombre es un animal que camina en posición erecta, de modo tal que el diafragma es más o menos horizontal y se mueve verticalmente. En los animales que caminan sobre sus cuatro miembros (cuadrúpedos), en cambio, el diafragma es vertical y se mueve horizontalmente. En el hombre, la caja torácica soporta poco peso y es movible, de tal manera que sus movimientos o los del diafragma aseguran una suficiente ventilación a los pulmones.

En los cuadrúpedos, en cambio, las costillas y sus músculos son más pesados, lo que reduce su movilidad. De esta manera, la mayor parte de la ventilación pulmonar está supeditada a los movimientos del diafragma. En contraste, las ballenas, y otros mamíferos que viven en el agua y no tienen que llevar ningún peso sobre sus miembros, pueden utilizar sus músculos torácicos para la respiración, siendo el diafragma de mucho menor importancia.

lunes, 25 de abril de 2011

La respiración humana


Cuando un animal está dormido o echado, mientras se esconde de sus enemigos o espera el momento oportuno para asir su presa, hay muy pocos signos externos que indiquen que ese animal está vivo. Pero si miramos detenidamente a un pez escondido entre la vegetación acuática o a una rana agazapada en el pasto, notaremos los movimientos rítmicos de las cubiertas branquiales del pez y los latidos "deglutorios" de la rana. Estos movimientos respiratorios quizá sean los signos más evidentes de que un animal está vivo.

Son la expresión externa de los grandes intercambios energéticos que tienen lugar dentro del animal, cuya energía se obtiene por la combustión de las materias alimenticias digeridas con oxígeno. Pero la respiración no se limita a la obtención de oxígeno. Otra función importante es la remoción del anhídrido carbónico (producto de desecho de las combustiones) del organismo. Por otra parte, si bien la respiración es un proceso rítmico, ese ritmo puede ajustarse (y se ajusta) para satisfacer las variantes demandas de los tejidos.


Cada pulmón puede compararse a un árbol, cuyas ramas son huecas y están representadas por los bronquios y bronquio-los; cada grupo de hojas está representado por un grupo o racimo de pequeños sacos huecos llenos de aire, los alvéolos. Cada árbol respiratorio está cubierto por una capa de tejido, la pleura, y todas sus, partes poseen una rica irrigación sanguínea. Los alvéolos y los bronquiolos tienen fibras elásticas en sus paredes.

sábado, 23 de abril de 2011

LA SENSIBILIDAD DEL OLFATO


No obstante su declinación, el olfato sigue siendo un sentido de acentuada sensibilidad. Bastan en general pocos centenares de moléculas, esto es una cantidad infinitesimal de materia, para que una célula olfativa sea estimulada y transmita la excitación a los centros cerebrales.

Para dar datos más precisos, podemos decir que nuestra mucosa olfatoria es capaz de advertir los olores del almizcle, que desprende un centesimo de miligramo de mercaptan (sustancia orgánica muy fétida), colocado en un ambiente de 230 metros cúbicos, o sea en el que abarca el espacio de un departamento de tipo mediano.


EL OLFATO Y EL RESFRIADO
¿Por qué cuando estamos resfriados perdemos casi completamente la facultad de advertir los olores, e incluso el gusto? Porque la corriente de aire que transporta las moléculas olorosas llega con dificultad a la zona olfatoria de la mucosa.

La disminución del gusto se explica fácilmente si pensamos que la mayoría de las sensaciones que sentimos en la cavidad bucal, y que creemos gustativas, son en realidad olfatorias, debidas al perfume de los alimentos, que llegan a la nariz por medio de la garganta. Cuando no podemos advertir este perfume los alimentos nos resultan insípidos.

jueves, 21 de abril de 2011

CÓMO ADVERTIMOS LOS OLORES


El mecanismo por medio del cual advertimos los olores, es esquemáticamente muy simple. Transportadas por el aire las sustancias olorosas, por medio del aire inspirado, llegan a estimular las células olfativas, las cuales transmiten la excitación a los centros cerebrales, donde las sensaciones se transforman en conscientes.

Pero si deseamos adentrarnos en lo íntimo del mecanismo, las cosas se complican. Todavía hoy no se conoce exactamente cómo advertimos los olores. Sabemos que el olfato, como el gusto, es un sentido químico. Por eso es necesario, para distinguir un olor, que las moléculas que llegan a la mucosa olfatoria sean volátiles, esto es, que puedan desprenderse del cuerpo que las contiene.

Los elementos no volátiles, como por ejemplo los metales pesados (plata, oro, platino, etc.), son inodoros.

martes, 19 de abril de 2011

LA MUCOSA OLFATIVA


En la ilustración observamos una sección de la mucosa olfativa, agrandada cerca de 450 veces. Notemos que está formada por dos capas: una interna, que sirve de base, y que es la túnica propia de la mucosa, y otra externa, que está constituida por las células olfativas y las de sostén. Las células olfativas son en realidad verdaderas células nerviosas.

Tienen una forma alargada como un bastoncillo, con un engrasamiento en la parte media, que contiene el núcleo de la célula. Su prolongación se insinúa entre las células de sostén y aflora a la superficie de la mucosa, con un ramillete de 6 a 8 cilias o prolongaciones, las cilios olfativas; éstas son los receptores que se ponen directamente en contacto con las moléculas olorosas.

La prolongación de la parte opuesta, en forma de un sutil filamento, es una fibra nerviosa, que junto con todas las otras van a formar el nervio que llega hasta el bulbo olfatorio.

lunes, 18 de abril de 2011

El olfato


EL gran naturalista y geógrafo alemán Alejandro de Humboldt, en el curso de un viaje de exploración que efectuó por América del Sur desde el año 1799 al 1804, pudo observar cómo los indios del Perú seguían ciertos rastros, sirviéndose sobre todo del olfato. Este hecho sorprendente pertenece, podemos decir, al pasado; en efecto, en el hombre civilizado, el sentido del olfato se ha debilitado y es hoy menos útil que otros sentidos, como la vista o el oído. Esto ha sucedido con la evolución de la especie; en otros tiempos, el olfato era indispensable para el hombre, pero hoy éste se vale de medios de relación más completos y perfeccionados, más adaptados a sus necesidades actuales. Se puede decir que casi no utiliza su olfato.


DÓNDE SE ENCUENTRA EL ÓRGANO DEL OLFATO

El órgano del olfato se encuentra en el interior de la nariz, en la parte más alta de las fosas nasales. La nariz, mediante el tabique nasal, se encuentra dividida en dos cavidades bastante amplias y complicadas.

Por un lado, comunican con el exterior mediante los orificios de las fosas nasales o narinas; por otro lado, el interno, comunican con la zona alta de la faringe, por medio dedos orificios llamados coanas (del griego "choane", embudo, cavidad).

Cada una de las cavidades nasales se halla dividida en dos: una anterior, que se denomina vestíbulo y está revestida por dentro por tejido semejante a la piel; la otra, posterior, es la cavidad nasal propiamente dicha o fosa nasal y se halla revestida por mucosa. Esta mucosa recibe el nombre de pituitaria y su parte más alta, llamada mucosa olfativa, es la sede del órgano del olfato. Allí residen, efectivamente, los receptores olfativos.

sábado, 16 de abril de 2011

LAS HEMORROIDES


Las hemorroides son, como ya hemos dicho, las várices que se forman en el recto, el último segmento del intestino.

CÓMO SE MANIFIESTAN
Esta enfermedad se manifiesta con la aparición de dolores violentos durante las tentativas de emisión de las heces, que pueden estar salpicadas de sangre por la rotura de los vasitos dilatados.

También en las hemorroides, como en las venas varicosas de las piernas, pueden producirse peligrosas complicaciones, que determinan un dolor insoportable en el ano, sensación de peso y de escozor en la zona afectada y pérdidas irregulares de sangre, incluso independientemente de la emisión fecal.

LAS CAUSAS
Las causas de las várices del recto son muy semejantes a las que determinan las várices en las extremidades inferiores. Existen, sin embargo, algunas otras particulares de esta zona, que son: el estreñimiento crónico, determinadas enfermedades del hígado, que obstaculizan el circuito sanguíneo de retorno de las venas intestinales, que pasan todas por dicho órgano, algunos procesos inflamatorios del último segmento del intestino (proctitis), el abuso de sustancias picantes o irritantes en los alimentos, los pólipos rectales, etc.

jueves, 14 de abril de 2011

Venas varicosas


¿Cuáles son las verdaderas causas de las venas varicosas? Es difícil decirlo. Pueden ser muchas. Con todo, la causa primera es —como hemos visto— la escasa resistencia, muchas veces hereditaria, de los tejidos que forman las venas.

La causa directa es todo lo que constituye un obstáculo para la circulación: enfermedades u otras causas que provoquen una reducción de los movimientos (vida sedentaria o bien trabajo en pie durante muchas horas, largos períodos de permanencia en cama, etc., etc.); ligas que aprietan demasiado las piernas; embarazos frecuentes, durante los cuales ciertos vasos sanguíneos son comprimidos durante largo tiempo; enfermedades que obstaculicen el natural fluir venoso (graves inflamaciones uterinas, o masas tumorales abdominales, o linfoglandulares).